México, D.F.- Reducir, reciclar y reutilizar es una práctica que refleja el nivel de responsabilidad en el consumo y con el ambiente de los ciudadanos y las sociedades en las que viven, aseguran ecologistas que se desarrollan desde diversas perspectivas.
Para la directora de Educación Ambiental de la Secretaría de Medio Ambiente, Luz María Pizá, lo primero es reducir, después, reutilizar y al final, reciclar. Uno detrás del otro, dice la funcionaria que ha trabajado desde el enfoque educativo.
Aplicar las tres “R”: reducir, reciclar, reutilizar es la mejor receta para tener un consumo responsable como ciudadanos, afirma la encargada de las labores educativas de la dependencia capitalina. Coinciden con ella Pierre Terras, responsable de la campaña de residuos tóxicos de Greenpeace, y Paulina Moreno, directora del Ecofest 2012.
Los beneficios que acarrea la aplicación de esta práctica, aseguran los ambientalistas, son la reducción de uno de los grandes problemas de las urbes: la basura, y en ello se deben involucrar gobierno, instituciones educativas y hogar, afirma Terras.
El principal argumento para convencer de la aplicación de las tres “R” es que con esos hábitos se pueden conservar los recursos naturales para las futuras generaciones, dicen Pizá, Moreno y Terras.
“Es un compromiso de todos y en el DF ha llegado el momento de transferir su aplicación a los ciudadanos”, dice la especialista.
Para Terras, además de que los ciudadanos juegan un papel fundamental, los gobiernos deben contar con voluntad política para obligar a los productores y empacadores a que usen menos materiales y que éstos sean amigables con el ambiente.
“Hay que atacar el problema de raíz, aplicar enfoques de basura cero, reducir desde la base, desde los productores o diseñadores de empaques”, agrega.
Además, al comprar cosas con menos empaques, los ahorros monetarios son notables. “Eso es una decisión que se debe tomar frente al anaquel del supermercado, allí se empieza a reducir”, dice Moreno, organizadora del Ecofest.
Reducir quiere decir utilizar menos materias primas, menos agua y menos energía. Significa, dice Pizá, “investigar si de verdad necesitamos los productos que adquirimos”.
Además, se puede reducir el volumen de productos que consumimos y ser conscientes de que para su fabricación se utilizaron materias primas que no se pueden desperdiciar, como el petróleo o el agua, y que después de su uso, esos productos representan mucha basura.
“Al reducir el consumo, podemos empezar a reutilizar”, agrega Luz María Pizá. “Si no podemos prescindir de comprar botellas de plástico para beber agua, entonces no las desechemos y mejor, rellenémoslas”.
La fase de reutilizar significa volver a ocupar el mayor número posible de objetos para producir menos basura y gastar la menor cantidad posible de recursos en fabricar otros nuevos, de acuerdo con la teoría.
Incluso la ropa y muebles viejos se puede volver a utilizar con otros fines o donándolos a personas que los necesiten más que uno mismo, dice Paulina Moreno, quien también encabeza el directorio comercial Páginas Verdes. “Hay muchos desechos que se pueden convertir en macetas, cajas de regalo y una infinidad de objetos para reutilizar”. Reciclar materiales es la última opción, después de reducir y reusar, enfatiza Pizá.
Agencia El Universal