Con el lanzamiento del iPad original en 2010, Apple logró, aparte de reinventar una categoría de producto, revivir un mercado que en aquel entonces estaba muerto. Y es que, a pesar de que Microsoft y otros fabricantes ya habían hecho el intento de comercializar las tablets, no fue hasta la llegada del iPad cuando este tipo de productos comenzaron realmente a tener una relevancia. De hecho, fue tal el impacto que tuvo el lanzamiento de este producto, que muchos fabricantes como Samsung comenzaron a lanzar tablets con Android, obligando a Google a lanzar una versión de su sistema operativo totalmente adaptada para tablets. No obstante, estas soluciones de los rivales estuvieron varios años sin tener relevancia, debido principalmente a dos motivos: la ventaja de ser los primeros que poseía Apple y la calidad del producto de la compañía de Cupertino.
Sin embargo, con la llegada de la primera Nexus 7 en 2012, este sector dio un cambio, y Android comenzó a crecer en el mundo de las tablets, restando cuota de mercado al iPad, que había dominado desde que fue presentado en 2010. Y a lo largo de 2013, la historia se ha repetido, a pesar de que las tablets de Apple, al menos en mi humilde opinión, son superiores a la mayoría de soluciones de la competencia. Esta situación ha obligado relativamente a la compañía de Cupertino a dar un paso hacia delante, el cual se ha producido con la presentación del nuevo iPad Air y del iPad Mini con Retina Display, dos nuevas versiones de sus tabletas que aumentan las diferencias con las soluciones de la competencia (las cuales estaban comenzando a acercarse peligrosamente al producto de Apple).
En primer lugar, estas dos nuevas tablets estrenan una nueva versión de iOS, que en su séptima versión ha sufrido el mayor cambio de su historia. Todas las nuevas características de esta actualización y el completo rediseño de la interfaz (que busca ser más clara, sencilla, limpia y moderna) hacen que iOS siga siendo un sistema operativo de referencia, una sensación que parecía comenzar a perderse tras la salida de iOS 6.
En segundo lugar, Apple ha rediseñado el iPad Air (basándose en el iPad Mini) en busca de un cuerpo más ligero, atractivo y delgado. Y el resultado es simplemente espectacular, os lo puedo asegurar. Resulta increíble que un tablet de tal tamaño sea tan ligero, tan delgado y cuente con una calidad de construcción tan buena. Es simplemente uno de los mejores productos que Apple ha fabricado jamás.
En tercer lugar, tanto el iPad Air como el iPad Mini (aunque especialmente este último) han recibido un salto muy importante en términos de potencia. Ambas incorporan ahora pantalla retina (solo igualada por la Nexus 10 de Google), un procesador de 64 bits como es el Apple A7 (que se está posicionando como el más potente en la mayoría de benchmarks) y una monstruosa batería que asegura 10 horas de autonomía. Todos estos componentes, en combinación con otros de menor relevancia, hacen que tanto el iPad Mini con Retina Display como el iPad Air sean unas auténticas bestias en lo que a rendimiento se refiere.
Y por último, el iPad Air y el iPad Mini con Retina Display cuentan con una oferta de más de 450.000 aplicaciones, algo de lo que todos sus rivales siguen sin poder presumir. Además, no solo hablamos de una gran cantidad, sino también de una gran calidad, un aspecto en el que la App Store no tiene competencia, ni siquiera en el mercado de los smartphones.
Quizás exista un tablet más ligero que estos iPads, o más potente (aunque lo dudo), o incluso mejor construido (algo mucho más difícil de lograr), pero lo que seguro que no existe en la actualidad es un producto tan completo ni con una experiencia de usuario tan pulida como el iPad Air y el iPad Mini con Retina Display. Eso es lo que realmente coloca a estos y muchos otros productos de Apple muy por delante de la competencia.