Aquí nos tocó vivir. Y ya nos chingamos

Tan tremendamente monótona ha estado nuestra caída libre como país en estos días (arzobispos festejando su cumpleaños con los amos y señores de México, ex líderes de izquierda presentando vías radicales para refundar la república y el anuncio de que Luismi y Enrique Iglesias darán conciertos para satisfacer a nuestras féminas) que los aplausos de la semana se los llevan el “JJ” y su novia colombiana. Mira que estar todo un año encerrado en una casa en Bosques de las Lomas y satisfacer diario a la chamaca no es cosa de un principiante. ¿O quién nos está contando chueca la historia de su aprehensión?
Y es que por más que digan que no, la “captura” de los narcotraficantes y su presentación a los medios no es más que una extensión de la barra de entretenimiento de las televisoras. Presentaciones hechas para legitimar la guerra perdida de nuestro Felca querido, en las que las cámaras fungen como tribunales y la ignorancia de los televidentes como jueces, para así una vez apagadas las luces, reclutar a los chicos malos en el programa de testigos protegidos para que echen el chisme conveniente a las versiones que tiene el gobierno, darles un sueldito decoroso por colaborar tan de buena gana y de paso pagarle la escuela a sus hijos y brindarle protección a sus familias. Eso, o dejarlos libres por inconsistencias en las acusaciones, situación que según el especialista internacional Edgardo Buscaglia ha llevado a que del 100% de las detenciones contra personas relacionadas en el crimen organizado, solo se dicte sentencia al 2% (http://contralinea.info/archivo-revista/index.php/2010/05/23/una-farsa-la-guerra-contra-el-narcotrafico). Y de eso nadie habla.

La verdad es que tienen razón para no hacerlo, ¿para qué, si todo está a toda madre; si del 100% de las muertes en esta guerra, según palabras de nuestro Felca querido, “las muertes de civiles son las menos” (por no decir lo de menos); si el Chepo de la Torre nos llevará a ganar la Copa Oro; si tenemos a Facundo corriendo desnudo sobre Reforma para cagarnos de risa; si tenemos tantas novelas que ver antes que levantar los cuerpos?
Con esta mentalidad no resulta extraño que todos linchen públicamente a los jueces que dejaron libre al asesino de Rubí Marisol Frayre, cuando lo único que hicieron fue actuar conforme a las nulas pruebas que tenían gracias al sistema coludido y podrido que los precedió. Por eso es tan fácil pasar la cabeza destazada de mano en mano, la lengua cortada de boca en boca, la guerra perdida de excusa en excusa y la esperanza de tener un México mejor de sexenio en sexenio.

¿Pobrecito México o pinches mexicanos? ¿Cabrón gobierno o ciudadanos agachados? ¿Gordita de chicharrón o pambazo? ¿Clase política o cúpula empresarial? ¿Víctimas o verdugos? Todos estamos implicados, coludidos, enajenados. Unos bastante cínicos levantando a cuanto ente se mueva en sus territorios, otros extremadamente hipócritas como para admitir nuestra catástrofe, los demás, viendo “La rosa de Guadalupe”.

Como diría la Pacheco: Aquí nos tocó vivir. Y ya nos chingamos (eso lo digo yo).