Desde junio del año pasado Salman, depuso de la línea sucesoria a su sobrino Mohamed bin Nayefy y designó por decreto real a su hijo el príncipe Mohammed bin Salman, de 31 años, ministro de Defensa, como tal responsable del genocidio que se sigue perpetrando, con la anuencia de todas las potencias occidentales, contra el pueblo yemení desde 2015, que desde entonces han producidos unos 17 mil civiles muertos, de ellos 3500 niños. Más de 25 mil heridos y otras 3000 mujeres. Un aproximado de 22.000 civiles heridos, 25 millones de yemeníes afectados por la crisis humanitario y de ellos 10 millones afectados por la hambruna de ellos 2 millones son niños. Con el agregado de epidemias, solo el cólera ha dejado ha dejado hasta ahora 3500 muertos.
El futuro monarca está extremando su poder, demostrando, tal cual todos sus antecesores, el profundo desprecio a los derechos humanos, los mismos que sus aliados occidentales se desgañitan defendiendo, cuándo gobiernos que no cuadran con sus intereses por caso Venezuela, Cuba, Irán, Corea del Norte o la mismísima Rusia, sin más pruebas que alguna campaña mediática, perfectamente pautada, son acusados y sancionados.
Para limpiar de estorbos sus acceso al trono y su permanencia, Mohamed bin Salman, sorprendió al mundo con una razzia enmascarada de “anticorrupción”, encarcelando decenas de príncipes a la sazón empresarios y ejecutivos de grandes empresas, por ende parientes suyos, que en algún momento podrían significarle algún peligro.
El joven genocida, sin que ni Estados Unidos o Israel, hagan ninguna objeción, acaba de declaran en una entrevista con un medio norteamericano, que desarrollará armas nucleares: “los más pronto posible, si Teherán continúa con su plan nuclear”.
El príncipe Salman en su reciente gira al Reino Unido, quien se convirtió en el principal proveedor de armas del reino, ha sido recibido con gran beneplácito ya que se han cerrado acuerdos por 6400 millones de dólares, en compra de armamentos, que sin duda servirán para seguir masacrando al pueblo yemení, desde el comienzo del conflicto Londres incremento sus ventas, aunque, también lo hacen los Estados Unidos, Francia, Alemania y España, entre otras grandes “democracias” occidentales.
El último 20 de marzo el príncipe Salman inició su primera visitas oficial como heredero del al trono a los Estados Unidos, que se extenderá por tres semanas y abarcará Boston, Nueva York, Seattle, San Francisco, Los Ángeles y Houston, en la que se esperan sellar acuerdos por más de 35 mil millones de dólares con empresas de Silicon Valley, además de empresas petroleras de Texas, General Electric, Apple, Google y Uber y productores de Hollywood, entre otras. Sin duda serán claves, según declaró el ministro de exteriores saudita, Adel bin Ahmed al Jubeir, las conversaciones sobre contratos para la construcción de reactores nucleares para el sector energético.
La relación entre Riad y Washington se revitalizo desde la vistita de Trump al reino, tras varios años del enfriamiento aplicado por la administración Obama. La visita sin duda restablecerá los siempre tan transitados puentes comerciales y políticos entre ambas naciones. Quizás el hombre indicado para llevar a cabo este relanzamiento sea el yerno presidencial y agente sionistas, Jared Kushner, quien en las últimas semanas eclipsado por acusaciones de tráfico de influencias y malversación de fondos públicos.
El príncipe sauditas se reunirá también con importantes jerarcas de gobierno norteamericano, nada menos que el ex director de la CIA y nuevo Secretario de Estado Mike Pompeo, el vicepresidente Mike Pence, el recién nombrado John Bolton, asesor de seguridad nacional, tras la reciente expulsión de Herbert McMaster y el secretario de Defensa James Mattis.
Salem y Kushner, habían sido designados para lograr un acuerdo de paz en entre Palestina y el enclave sionista, Salem, tenía el encargo de llevar a los palestinos a la mesa de negociaciones y el yerno de Trump a los sionistas, pero plan fracasó tras la decisión del rubicundo presidente de trasladar la embajada norteamericana de sionista de Tel-Aviv a al-Quds (Jerusalén).
Además de la cuestión palestina, sin duda en las conversaciones estará presente la guerra en Yemen, por la que Trump no ha demostrado particular interés, y conflicto saudita con Qatar, que tras nueve meses de la ruptura de relaciones sigue sin encontrarse una solución.
El plan maestro de Salem, es lo que se conoce como “Visión 2030”, con que intenta sacar al reino del estado de dependencia casi total de la producción extranjera en todas las ramas y elaborar un plan de industrialización y diversificación para el país.
A la sombra de la cimitarra.
Entre las muchas cuestión que anclan al reino saudita a la edad media es la pena de muerte por decapitación, que en muchos casos se convierten en espectáculos públicos, desde 2004 fueron condenados a muertes unas 1300 personas.
Las leyes del reino permite la pena capital en casos de asesinato, delitos relacionados con drogas y violación, actividad política en contra del régimen, también se aplica con menor frecuencia en casos de adulterio, apostasía y brujería.
Las leyes de reino eximen al estado de proporcionar a los acusados ??abogados defensores e incluso traductores en los casos de los muchos detenidos, originarios del sudeste asiático, en su gran mayoría trabajadores migrantes, a quienes se los vinculan con el narcotráfico. Diferentes organizaciones defensoras de los derechos humanos, han denunciado la absoluta injerencia del poder ejecutivo en los resultados de los juicios, particularmente cuando los inculpados son chiitas, en estos casos las penas suelen ser condena de muerte.
La situación parece estar empeorando desde que el príncipe Mohammed bin Salman fue nombrado príncipe heredero, ya que la tasa de ejecuciones se ha duplicado. Unas 133 ejecución han tenido lugar en los primeros ocho meses del anunció, al tiempo que en los ocho meses anteriores las ejecuciones habían alcanzado a 67. A los 133, habrá que agregarles otras dieciocho ejecuciones pendientes que esperan una resolución inminente. Muchos de los condenados a muerte han sido víctimas de una muy amplia ley antiterrorista, que considera como tal, a cualquiera que se manifieste y exija cambios políticos en el reino. Entre los ejecutados se encuentran ocho, que eran menores al momento de su “crimen”.
En los primeros dos meses de este año fueron decapitados 32 personas, 15 de ellas extranjeras provenientes de Pakistán, Egipto, Nigeria, Jordania y Líbano y un bedoun o apátrida. Duplicando el promedio mensual de 16 ejecuciones al mes mientras durante los últimos catorce años, eran de un seis. Lo que esta cifra significa un aumento del 167%. En coincidencia con el aumento en las ejecuciones, se marca que el número de personas decapitadas lo han sido por “crímenes” no letales a los que los jueces tienen el derecho a fallar a discreción.
Se cree que este año podría superar, las ejecuciones de 2015, con cerca de 160, que fue el más alto de los últimos 20 años, en 2014 habían sido 90.
El trafico de drogas parece ser otro de los crímenes apuntados por las autoridades del reino, entre enero y noviembre de 2017 fueron ejecutadas cerca de 65 personas por ese tipo de delitos. La cifra representa aproximadamente un 40% del total de ejecuciones, un aumento sustancial si se le compara con el 4% de 2010.
Los crímenes relacionados al narcotráfico que están considerados como tazir, es decir que no están tipificados en la sharia o ley islámica, son, en apariencia, brutalmente reprimidos.
El reino wahabita que perdura a pesar de ser quizás la mayor y más prologada dictadura de la historia moderna, ha sido denunciado como uno de los tres países con mayor tazas de ejecuciones en el mundo, tiene la responsabilidad de ser el más importantes promotor y sostenedor de grupos terroristas como al-Qaeda y Daesh, desde Nigeria a Filipinas, Además de haber financiado a los Contra en Nicaragua durante el gobierno Sandinista y organizaciones vinculadas a los neofascistas italianos participado por ejemplo del atentado contra la estación de Bologna en 1980 que dejó 85 muertos y 200 heridos, mentor fundamental en la financiación de la guerra antisoviética de Afganistán, de las guerras en Irak, Libia y Siria, goza de una formidable cobertura política y mediática que roza la impunidad gracias a ser uno de los mayores compradores de armas del mundo y ser el obstáculo fundamental para la unidad del mundo árabe, que es lo que permite que el enclave sionista perpetre el genocidio contra Palestina, sin ninguna consecuencia, además de ser el espolón de proa contra una posible agresión a Irán.
Sin duda el príncipe Mohammed bin Salman, acedera al trono saudita para seguir ensangrentando al mundo con nuevas e inauditas matanzas, en cada lugar que los Estados Unidos lo requieran.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.