Así lo platicamos con el Huehuetl. ¿Qué hacer y qué no hacer en caso de mareos y desmayos?

Cuando se mueve la cabeza, las señales se transmiten al laberinto, que es un aparato en el oído interno que se compone de tres canales semicirculares rodeados de líquido. El laberinto, a continuación, transmite información de movimiento al nervio vestibular y el nervio vestibular lleva la información para el tronco cerebral y el cerebelo (zonas del cerebro que controlan el equilibrio, la postura y la coordinación motora). Mientras que por un lado el desmayo o síncope significa “corte brusco”, “cesación” o “pausa” y también desvanecimiento, el mareo o vértigo es la sensación de movimiento ya sea de que los objetos giran alrededor de uno, de que el cuerpo es el que gira, o de que la cabeza está dando vueltas. En ocasiones consiste en una sensación de que el cuerpo se desplaza de un lado a otro, de arriba hacia abajo; también se puede sentir como los objetos bajan o suben, se acercan o se alejan, o como una tracción intensa hacia un lado o hacia el suelo.

Estas sensaciones pueden ser de inicio brusco o paroxístico y de breve duración, aunque a veces persista por semanas o meses. Todas las formas de vértigo o mareo, excepto las leves, se acompañan de grados variables de náusea, vómito, palidez, sudoración, visión doble, dificultad para hablar, inmovilidad, alteraciones en la marcha, movimientos rápidos de los ojos los cuales son transitorios, finos y rotatorios que rara vez duran más de unos días o semanas. Con frecuencia el vértigo laberíntico se acompaña de sordera y tinnitus (escuchar un silbido o un ruido agudo), dolor de cabeza, así como de la necesidad de evitar moverla. Cuando es severo, el movimiento más ligero de la cabeza suele agravar la sensación de giro y las náuseas y hasta es posible caerse sin aviso, aunque sin perder el conocimiento, con disminución de la visión y aparición de manchas delante de los ojos.

Con frecuencia, la causa de este tipo de mareo o vértigo se debe a una alteración vestibular o laberíntica, es decir, un problema en el oído medio. Podría tratarse quizá de un cuadro gripal o de una enfermedad crónica en adultos, como en el caso de la ateroesclerosis en el oído medio conocida como síndrome de Meniere. También puede deberse a la disminución del flujo sanguíneo al cerebro y a la base del cráneo, por sangrado en la parte posterior del cerebro, que se conoce como hemorragia cerebelosa y se caracteriza por el vértigo, dolor de cabeza, dificultad para caminar e incapacidad a mirar hacia el lado del sangrado. El vértigo es a menudo un síntoma presente en la esclerosis múltiple. El inicio es generalmente abrupto, y el examen de los ojos puede revelar la incapacidad de los ojos para pasar la línea media hacia la nariz.

Los individuos con un estado precario de salud general, las personas de edad avanzada, en especial quienes sufren de enfermedad cerebrovascular son propensos a este tipo de trastorno. Posterior a un traumatismo craneal o de cuello, previo a un ataque migrañoso o bien en personas sanas que salen de tomar un baño caliente o en personas convalecientes de enfermedades debilitantes. Pueden causar vértigo el trastorno de cualquiera de las siguientes estructuras: a) De la corteza cerebral: antes de una crisis convulsiva el vértigo es momentáneo. b) De los músculos oculares: el vértigo ocurre con la parálisis de estos músculos. c) Del cerebelo: cuando se encuentran dañadas las conexiones vestibulocerebelosas, esto se diagnostica con un examen neurológico cuidadoso. d) Del aparato laberíntico-vestibular (oído medio).

Tiende a presentarse en ataques agudos, de comienzo brusco y de intensidad máxima; cede a los pocos segundos o en cuestión de dos horas. e) Del tronco cerebral: Por lo general, este tipo de vértigo dura mucho más tiempo y puede desorganizar el sentido del equilibrio del paciente durante semanas o incluso prolongarse. En este caso, la función auditiva se conserva, los movimientos oculares son más prolongados y amplios, siendo el vértigo más intenso cuando el paciente mira hacia un costado. Pero ¿qué hacer? Lo primero es tratar de definir la sensación de mareo, estar consciente y alerta de lo que el cuerpo nos dice, relacionar el mareo con el movimiento que lo desencadena, como levantarse o hacer movimientos bruscos con la cabeza; con algún problema de salud reciente o con la ingesta de medicamentos. En caso de ser testigo de un desmayo o pérdida de la conciencia: no pierda la calma, asegúrese que la escena sea segura, llame al servicio de ambulancias, verifique si la persona desmayada: respira, habla, se recupera, tiene antecedentes de convulsiones o epilepsia, si ha consumido drogas o alcohol, tiene heridas o golpes, está sangrando, si existen antecedentes de episodios similares. Mientras llega la asistencia especializada acueste a la víctima boca arriba, ligeramente ladeada la cabeza y sin almohada, si vomita colóquela de costado, no deje solo al paciente, no intente pararlo o pasarlo a otro lugar, no intente dar a oler ninguna sustancia (alcohol, amoniaco, etc.). Tampoco intente darle de comer o tragar sólidos ni líquidos.

En cuanto llegue la asistencia especializada, informe de todos los detalles observados antes y durante la pérdida de la conciencia. Si hay algún antecedente traumático o crónico se pueden realizar pruebas especiales tales como una tomografía computarizada si se sospecha que la causa del vértigo es una lesión cerebral. El uso de pruebas de sangre, específicamente para verificar los niveles de azúcar en la sangre y el uso de un electrocardiograma (ECG) para estudiar el ritmo cardíaco, también pueden ser útiles. El tratamiento del vértigo leve se da en casa, bajo la estrecha supervisión de un médico. Si se sospecha de una Infección bacteriana del oído medio requerirá antibióticos y medicamentos especiales para el mareo. Existen también ejercicios de rehabilitación vestibular.