En Finlandia, Suecia, Noruega, Islandia y Groenlandia -así como en el norte de Canadá y Alaska- tiene lugar este fenómeno atmosférico bellísimo, rodeado de mágicas leyendas que proceden de culturas ancestrales. Los cielos más septentrionales del planeta se iluminan desde el final del otoño hasta la primavera con las llamadas «luces del norte».
Actividades en la nieve
No es necesario desplazarse hasta el Polo Norte para asistir a una noche tan especial, al contrario, las zonas más habituales para observarlas son aquellas que se sitúan alrededor del Círculo Polar Ártico. La región de Laponia -sueca, noruega o finlandesa- es excepcional por la cantidad de auroras que se pueden avistar cada temporada, así como por la vistosidad de las mismas.
Es imprescindible tener paciencia y aunque en la actualidad hay sistemas para predecirlas, éstos no son del todo infalibles. Se recomienda realizar una actividad mientras se espera la aparición de las luces del norte para no estar tiritando de frío. Las oficinas de turismo de Suecia, Noruega y Finlandia recomienda proponen en una salida de trineos tirados por renos o perros, disfrutar de un paseo nocturno en esquís o dar una vuelta en una moto de nieve a través de los vastos paisajes nevados. Cualquiera de estas propuestas es suficientemente atractiva para que la espera sea llevadera, pero la verdad es que en cuanto se insinúan las primeras luces en el firmamento cualquier sacrificio realizado parece una insignificancia.
Un choque atmosférico
Las partículas con carga magnética procedentes del Sol alcanzan la atmósfera terrestre transportadas por los vientos solares y se mezclan con diferentes gases presentes en la atmósfera produciendo efectos lumínicos de distintos colores, sobre todo de tonos verdosos y rosados. El mejor momento del día para observarlas es unas dos horas antes y después de la medianoche y pueden durar desde treinta segundos a varias horas.
Los distintos pueblos que han vivido bajo el influjo de las auroras boreales les dan distintas explicaciones, desde el pueblo sami finlandés que opina que las luces del norte son producidas por la cola de un zorro al chocar contra la nieve, a los esquimales de Groenlandia quienes creen que éstas son provocadas por las almas de los muertos cuando suben al cielo