Un historiador debe ser finalmente un comunicador, su principal compromiso debe ser la divulgación de aquellas etapas, “en cierto modo escondidas de nuestra memoria, que descubre y se cuestiona dejando al margen enunciados ideológicos”, dice convencido Luis Barjau, quien dirige uno de los mayores centros de investigación de América en la materia, la Dirección de Estudios Históricos (DEH) del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
Casi un centenar de investigadores, 94 en total, cuyos intereses van de la época prehispánica a la actual, abarcando temas que cubren un lapso de más de 500 años, desarrollan sus indagaciones en este centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Bajo tal premisa del historiador como comunicador, nueve de ellos contarán los prolegómenos de su vocación en un ciclo de conferencias Trayectorias.
Los caminos de un historiador pueden bifurcarse, transformarse, dar saltos del presente hacia el pasado y viceversa, anota Luis Barjau desde su propia experiencia. Su apego por la Conquista de México “vino de la incomprensión del presente”, confiesa el director de la DEH, cuya formación en Sociología y Etnología lo había acercado en un primer momento a fenómenos contemporáneos influido por las teorías de pensadores como Karl Marx o Max Weber.
Como es el caso de muchos historiadores y profesionales dedicados a las humanidades, a Barjau el interés por estas cuestiones esenciales le surgió de niño, cuando llegó a sus manos un resumen catalán dedicado a Alejandro Magno. Ya de manera profesional llevaría a cabo estudios sobre la Guerra de Castas en Yucatán y las clases sociales en México, hasta que sus preguntas sobre las causas de estos episodios lo llevaron hacia la Conquista.
“La historia como actividad académica está muy relacionada con la nación; por eso el historiador no puede escapar del todo al nacionalismo, ya que estudia el devenir de su país. Decía nada menos que Herodoto, el llamado padre de la Historia: Quien no conoce la historia de su país es como un extranjero en su propia tierra”, expresa.
Esos episodios soterrados, vidas y experiencias incomprendidas de nuestro devenir como nación, son los que tocarán investigadores que participarán en el ciclo Trayectorias, el cual iniciará este jueves 19 de marzo con la experiencia de la doctora Ethelia Ruiz Medrano, dedicada a los pueblos indígenas de la Mixteca Alta de Oaxaca.
El punto de partida de la investigación emprendida por Ethelia Ruiz, comenzó hace una década indagando en documentación del siglo XVI que la ha llevado a un trabajo más antropológico en las comunidades. Todo esto le ha permitido “valorar la importancia simbólica que tiene el territorio para los pobladores de la Mixteca Alta oaxaqueña”.
“Considero que el estudio de una región o regiones, a partir de la historia de larga duración, ofrece preguntas desde el pasado que pueden ser mejor analizadas desde el presente y viceversa. En la charla intentaré mostrar una vigente actualidad en una de las zonas cultural e históricamente más importantes de México, así como una reflexión de origen que se nutre de la etnografía, la sociología y la economía entre otras disciplinas sociales, más allá de la historia”.
Parafraseando a la científica iraní Dina Katabi, Ethelia Ruiz hace hincapié en que su propósito es “abstraer algo que es muy complejo y ponerlo en términos muy sencillos para que todos podamos reflexionar profundamente acerca de ello”.
En lo anterior coincide Luis Barjau, al hablar de la “buena pluma” con que debe contar un historiador. “Hay colegas que en nombre del rigor hacen extremadamente áridos sus resultados, por no decir ilegibles. Finalmente un historiador es un comunicador y debe tener la habilidad para inyectar en el lector un interés vivo sobre la historia. De otra manera no pasa su mensaje”.
“Si uno tiene la capacidad de transmitir temas, la gente los escucha, los toma y se prende de ellos. Investigar y transmitir la historia son dos actos de enorme importancia para nuestra conciencia, para quitarnos los prejuicios de encima y ver la realidad, aunque sea dura y cruel. En la medida que nos aproximamos a la verdad, crecemos y nos liberamos, nos hacemos más sabios, responsables y apegados a nuestra nación”, concluye el director de Estudios Históricos del INAH.
Para el investigador del INAH, quien ha profundizado lo mismo en el panteón prehispánico mexica o en personajes de la época del llamado Contacto, “la historia de México es una de las más enredadas y tortuosas del mundo.
“Esto lo digo porque la historia de lo que conocemos como México es una historia de guerras, de conflictos, incluso desde el sometimiento a otros pueblos realizado por los mexicas. La Independencia (no es que lo hiciera por ley) nos prohibió el conocimiento de los tres siglos de Nueva España, la Revolución puso de lado la historia de los hacendados; y el liberalismo hizo lo propio con la historia del catolicismo y los cristeros.
“Son etapas de alguna manera escondidas de nuestra memoria y lo importante es ir a descubrirlas y hacernos las preguntas correctas sobre el problema y no quedarnos con los enunciados ideológicos”, reitera el autor de libros como La Conquista de La Malinche. La verdad acerca de la mujer que fundó el mestizaje en México y Náufragos españoles en tierra maya. Reconstrucción del inicio de la invasión.
El ciclo Trayectorias se llevará a cabo en la sede de la DEH (Allende 172, esq. Juárez, centro de Tlalpan). Los historiadores participantes serán: Ethelia Ruiz Medrano, Carlos Aguirre, Tania Hernández, Rebeca Monroy, Carlos San Juan, Julia Tuñón, Consuelo Maquívar, José Joaquín Blanco y Lilia Venegas.