La viveza del amarillo de los girasoles acompaña en el viaje por la Tierra de Berlanga, una comarca de villas y castillos cuya esencia plasma el poemario de Machado Campos de Castilla. Su capital, la histórica Berlanga de Duero, surge en el horizonte rodeada de cultivos y dominada por una fortificación que en la Edad Media defendía la frontera entre cristianos y musulmanes.
Etapa de la Ruta del Cid, que pasa por los enclaves de la Reconquista, Berlanga de Duero tiene dos enclaves indispensables: la colegiata de Santa María –el lagarto disecado de la entrada es fuente de supersticiones– y la porticada plaza Mayor, que acoge el mercado medieval y las jornadas de setas de primavera. La visita no estaría completa sin disfrutar de un asado en un mesón tradicional.