Sin mencionar ningún detalle de un plan concreto para atacar Estados Unidos, el sospechoso del atentado de Boston que resultó muerto en su busca y captura discutió “vagamente” sobre la Yihad (Guerra Santa) en una conversación telefónica con su madre mantenida en 2011, que fue lo que llevó a las autoridades rusas a alertar al FBI de la posible radicalización violenta de Tamerlan Tsarnaev, 26 años. Sin embargo, Moscú no entregó esas cintas a Washington -según nota de El PAÍS-.
Desde Rusia, Zubeidat Tsarnaeva mantiene de forma cada vez más vehemente la inocencia de sus dos hijos, el fallecido Tamerlan y el acusado Dzhokhar Tsarnaev, 19 años, llegando a asegurar que ambos son víctimas de una trampa. Lo mismo dice su padre, Anzor, desde Makhachkala, la capital de la región rusa de Daguestán, donde vive hoy separado de su esposa.
Los dos han anunciado que no viajarán a EEUU. La madre porque sería detenida nada más pisar territorio estadounidense, ya que se la busca por robo y destrucción de propiedad privada. El padre porque ha cambiado de opinión recientemente, tras asegurar que deseaba estar en el entierro de su progenitor y visitar al menor de su descendencia en su celda de tres por tres metros en el penal federal de Fort Devens (Massachussetts).
En aquella conversación, madre e hijo hablaron sobre la posibilidad de que Tamerlan viajara a los territorios palestinos, aunque este último descartó esa idea ya que no hablaba árabe. La inteligencia rusa también encontró mensajes de texto en los que la madre aseguraba que Tamerlan estaba dispuesto a morir por el Islam. Existe todavía una conversación más: la que el mayor de los Tsarnaev mantuvo con un hombre en algún lugar del Cáucaso, que ahora investiga el FBI.
“Es todo una hipocresía”, indicó la madre a la agencia Associated Press en Daguestán, agencia que primero informó sobre las llamadas de teléfono. “Estoy cansada de tonterías que se inventan sobre mí y mis hijos. La gente me conoce como una persona normal, nunca estuve mezclada en intento criminal alguno, especialmente ninguno relacionado con terrorismo”.
Madre e hijo hablaron sobre la posibilidad de que Tamerlan viajara a los territorios palestinos, aunque este último descartó esa idea ya que no hablaba árabe
En una conferencia de prensa ofrecida la semana pasada en Daguestán con su exmarido Anzor Tsarnaev, Tsarnaeva apareció abrumada por el dolor en determinado momento, pasando a una actitud desafiante en otro. “Ya hablan de que somos terroristas, no soy una terrorista”, repitió. “Ya quieren que yo, él, y todos nosotros parezcamos terroristas”.
Ayer lunes, Obama mantuvo una conversación telefónica con el presidente ruso, Vladimir Putin, para trasladarle «su apoyo por la estrecha colaboración que EE UU ha recibido de parte de Rusia desde el ataque de Boston», según un comunicado de la Casa Blanca.
Las autoridades rusas han entregado ahora grabaciones a la Administración norteamericana. De haberlo hecho antes del ataque de Boston, probarían lo que algunos legisladores del Congreso viene diciendo hace algunos días, que el FBI fracasó en su trabajo al no haber iniciado una investigación más minuciosa sobre la familia Tsarnaev y no supo ver la amenaza.
Pero lo que en su momento ofreció Moscú a Washington –su preocupación de que Tamerlan y su madre fueran extremistas religiosos- solo propició una investigación limitada que concluyó con el cierre del caso en junio del 2011.
Ruslan Tsarni, un tío de los hermanos Tsarnaev y ex cuñado de Zubeidat, dijo el sábado pasado que cree que la madre tuvo una “gran influencia” mientras su hijo mayor intensificaba su fe musulmana y decidía dejar el boxeo y los estudios.
La familia ha comentado que Tamerlan fue apático a su religión hasta el año 2008 o 2009, cuando conoció a un musulmán conservador conocido por ellos como Misha. Los familiares señalan que el hombre influyó para que Tamerlan asumiera una posición islámica más estricta. “Esa persona le lavó el cerebro”, ha dicho Tsarni.
El FBI dijo que había localizado a esa persona y que le había interrogado, aunque su identidad permanecía desconocida. La edición digital de la revista The New York Review of Books publica cómo ha logrado llegar hasta el misterioso Micha, al que ha entrevistado.
Misha es Mijail Allakhverdov, 39 años, vive con sus padres en un modesto apartamento de Rhode Island ya segura que nunca fue profesor de Tamerlan Tsarnaev. “Si lo hubiera sido me hubiera asegurado que nunca hubiera hecho algo así”.
Allakhverdov es de ascendencia armenia y ucraniana y hace años se convirtió al Islam. Conoció a Tsarnaev cuando vivía en Boston –abandonó esa ciudad hace tres años- y luego no tuvo más contacto con él, dice el hombre en su entrevista con NYRB.
Tras asegurar que nunca conoció a ningún miembro de la familia Tsarnaev que ahora le insultan y le hacen responsable de la desgracia vivida por el joven Tamerlan, Allakhverdov reconoce que ha sido cuestionado por el FBI y que no tiene nada que esconder. “He dado al FBI mi ordenador, mi teléfono, todo… para que sepan que no he hecho nada”, explica el hombre. “Me han dicho que me lo van a devolver pronto y que cerrarán mi caso en breve”.