Buena suerte paisanos

Sentimientos encontrados los que recorrieron mi ser al leer la entrevista que Víctor Hugo Michel, de Milenio, realizara a los hermanos González Villarreal. José Regino, Luis y Simón llevan tres años en una prisión en Malasia acusados por narcotráfico y si en los próximos meses se comprueba su culpabilidad, los tres morirán en la horca.

Las líneas de la entrevista dejan entrever la tristeza de los hermanos. Y es que el narco-sueño se les terminó muy pronto. No llegaron a ser grandes capos, ni a tener su casa de seguridad en Bosques de las Lomas con una modelo colombiana entreteniéndolos, ni a desayunar con diputados, gobernadores y cuanto colega de la alta esfera hubieran podido tener. Les tocó operar el changarro en una de las plazas más duras y se los cargó la payasa.

Lo impresionante es como el surrealismo y estoicismo mexicano los acompaña en estos que parece serán ser sus últimos pasos. Al llevar tres años incomunicados del mundo aprovechan la visita de Víctor para ponerse al tanto. José Regino pregunta por sus chivas rayadas y cómo nos fue en el Mundial; Luis no asimila que Malova es gobernador de su estado y además panista; Simón simplemente pregunta “¿Cómo está México?”, y ninguno de los tres puede creer que la guerra del narco lleva más de 34 mil muertos.

Y es que nuestra realidad es tan cruda como la manera en la que estos sinaloenses pueden llegar a exhalar su último aliento.
Ojalá todo fuera una novela de Juan Osorio; su caso, un comentario chichalachero de Moreira; los ejecutados, de chocolate; los levantones, bromas para hacernos cosquillas; los sicarios, ejecutores de la desesperanza; la clase política, motor de cambio; los Ninis, universitarios; Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, una persona con una pizca de criterio.
Pero la cosa no es así y parece que en un rato no lo será. Bien podríamos decir que los hermanos González Villarreal, en caso de ser declarados culpables, tendrán una muerte menos violenta que la que sus colegas propician y fomentan de este lado del mar, habrá también quienes piensen que merecen morir y que la horca les va salir barata, pero nadie puede negar que este caso es un reflejo de nuestra descomposición y muerte en caída libre.

Sé que no llegará a sus ojos ni servirá de mucho, pero le comento a José Regino que de sus queridas chivas salió un pedazo de futbolista que le decimos “Chicharito”; a Simón que a pesar de estar en guerra y morir como ratas, aún hay plazas públicas donde puedes caminar con tu familia y llorar de felicidad y a Luis que eso de las alianzas llegó para quedarse.

La verdad me siento muy triste, por ellos, por nuestro México, por nosotros.

Buena suerte paisanos.