Multitud de leyendas envuelven desde hace siglos al mítico cabo Fisterra, el Finis Terrae o «final de lo conocido» para los romanos y la culminación del Camino de Santiago para muchos peregrinos.
Frontera natural entre las Rías Altas y Bajas de Galicia, el cabo también pone fin al dramático litoral de la Costa da Morte, repleta de historias de naufragios y tempestades.
A sus puertas se asienta la villa marinera de Fisterra, dispuesta en anfiteatro alrededor del puerto. De allí sale la carretera que recorre todo el precipicio, y también hay senderos que trepan por sus lomas y se asoman a los abismos.
El final del cabo lo corona un faro de 1853 y una plaza abalconada para disfrutar del maravilloso ocaso, que los romanos interpretaban como si el sol se hundiese en el océano. El paraje fue declarado Patrimonio Europeo (2007) por su simbolismo histórico.