CADA QUIÉN CON SUS ALUXES Y SUS SILENCIOS

¡QUE CONSTE,…SON REFLEXIONES!

POR SÓCRATES A. CAMPOS LEMUS.

PUES YA NI LA ARRASTRAN, la neta es que cada quién puede creer en las cosas que quiera, ya sea porque las ha visto o porque le han contado o porque cree que las vio, total, cada quién con sus ALUXES y nadie puede decir que es pecado creer en ellos o verlos, total, si usted no le paga a la hierba buena es su problema, pero estoy seguro que muchos los han visto cuando andan de fiesta por los montes y pensando que andan en la vil naturaleza y eso tampoco es pecado ni falta a la moral, total, en seco, sin ningún vicio, se ven cosas peores y malvadas y eso no es culpa de uno por andar en orden y a la línea.

Si confiamos en los datos del pueblo sabio pues existen los ALUXES, cuando menos digan eso en parte de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Puebla, Yucatán, Quintan Roo y no me digan que todos andan viendo cosas raras porque son fumadores sociales de la hierba santa o cosas por el estilo, no, son simples historias y tradiciones, seguro que muchos los han visto y por ello las creencias tan fuertes. Hace algunos años, recorríamos con Don Pedro Ferríz Santacruz, Yucatán, y tuvimos una cena con Don Victor Manzanilla Shaffer quién era el gobernador del estado, cuando llegamos a la casa de Don Víctor, este nos indicó que vendrían también a cenar unos investigadores españoles que estaban haciendo estudios en algunos centros de Yucatán y cuando ellos llegaron, dos de ellos, una científica española y otro historiador o etnólogo comentaron, durante la cena, que estaban fascinados con sus trabajos y por las facilidades que se les brindaron por parte del gobernador para realizarlos en las zonas arqueológicas y contaron que, además, era fascinante porque de vez en cuando se aparecían los ALUXES y les movían todos los aparatos y las cosas y ahí comenzaron las historias y les aseguro que no habíamos tomado xtabentun, ni fumado nada, ni andábamos en la juerga o se pretendía impresionar a Don Pedro que era un reconocido investigador de la vida extraterrestre y profundo creyente de los platillos voladores y tampoco le pegaba a nada a pesar de las bromas que le hacían algunos cómicos con eso de que: «Un mundo nos vigila”, pero en realidad lo que investigaba no eran cuentos ni historias salidas de las fumadas o de la ingesta de hongos o peyotes o cosas por el estilo, eran una cosa seria y pues, por esa razón, digo que cada quién con sus creencias y con sus experiencias y cada quién con sus ALUXES…

Yo no sé si alguna vez se han metido a las selvas del país, ahí se siente la vida en todo su esplendor, el verde fatiga y cansa y cuando se va dominando el silencio y se logran ver los diferentes todos del verde y se escuchan los pájaros y se pueden distinguir entre los árboles comienza en verdad a sentir la vida de los montes y las sabanas, se escuchan los insectos y se sufren en la piel, el calor es húmedo y sofocante, los pies se hinchan y se van apestando las botas y uno en la realidad no fácilmente se ajusta a los huaraches que por ello son utilizados en esas zonas por su enorme comodidad, las alimañas impresionan y se pueden ver las tarántulas que brincan y los grupos de hormigas que con toda facilidad destrozan cuerpos de animales muertos o pelan árboles y acarrean frutos, las noches son estrelladas y el silencio de cantos de grillos y de sonidos misteriosos por el viento dan cuerpo a las historias, ahí comienzan las historias de los aparecidos, de los brujos, de los nahuales, de los ALUXES y cada uno tiene una nota de verdad en ese mundo misterioso de soledades y de silencios, por ello las lumbradas se ven desde muy lejos y si pone uno atención los sonidos del silencio existen y no anda uno con fumadas o cosas peores, no, el tema es ese el mundo mágico en donde miles y miles de indígenas nos van acompañando por años y siglos por historias contadas de boca a boca por los tatas, los abuelos, las abuelas cuando bordan o cuando tejen o cuando se les acompaña al monte a cortar la leña o a traer el agua, todo es magia pura en esas zonas y hay razones, los indios vienen sufriendo de mucho, de persecuciones, de violencia, de traiciones, de soledades, de abandonos, así sobreviven en su magia y con su magia, ellos saben leer los sonidos de las llamas en los fogones, ellos interpretan los cantos de los pájaros y saben cuando llueve o vendrá la sequía y con ella el hambre y la soledad y la muerte, ellos saben que cuando les llega la tos no hay mucho por hacer sino traerles las hierbas santas de los campos y cantar y rezar para que tenga mejores días y los tiempos de la muerte no les alcancen, por ello, nuestros indios son tan solidarios en la vida y en la muerte y en las dos cantan y chupan pisto y toman aguardiente o sotol o mezcal o fuman cigarros de hoja y solamente los hombres sabios fuman la marihuana o se llegan a emborrachar porque en esas fugas del alma es como ellos ven lo que pasa y pueden curar o darse por perdidos, así interpretan al nacimiento los animales que cruzan por la choza y son los tonales de los niños, son sus animales de protección y es cierto, los señores nahuales son verdad, son los viejos curanderos que de pronto desaparecen y se transforman en animales feroces o mansos según el caso que se trate y las señoras sabias ayudan a dar a luz y ellas saben con un simple hilillo si es niña o es niño y en esos sonidos del silencio la verdad es que aparecen los ALUXES y de pronto se van y no vuelven por muchos años hasta que, nuevamente, alguien les brinda la vida pensando en ellos y se hacen reales para que sigan las historias…así que cada quién con sus ALUXES Y SUS SILENCIOS….