Toluca.- El monolito labrado en piedra basáltica «Caracol Mexica», que fue localizado en las excavaciones que se realizaron en el Templo Mayor de Tenochtitlán en el centro de la capital de país, llega esta semana al Museo de Antropología e Historia del Estado de México, que depende del Instituto Mexiquense de Cultura.
El valor de la pieza radica en los detalles que posee y su realismo. Se trata de la reproducción gigante de la especie «Strombus gigas», también conocido como «Caracol rosado».
Entre los mexicas esta especie de caracol se conoció como “tecciszmama”, y arrastra una tradición mística ancestral además de ser un símbolo religioso de gran importancia. En la antigua filosofía mexicana el caracol se usaba como símbolo del ciclo de la vida por su forma en espiral que personificaba la fecundación, el nacimiento, el desarrollo del individuo y finalmente el regreso al origen.
La pieza formó parte de la Etapa 6 del templo Mayor, que abarca de 1486 a 1502.
Durante la época prehispánica, el caracol también se utilizó como instrumento musical que al ser tocado auguraba buenas cosechas, además de que se le relacionaba con el dios Tláloc, además de que al ser cortado de forma transversal, el resultado era conocido como «el joyel del viento”, que a su vez era insignia del dios Quetzalcóatl.
Por su parte, el Museo de Antropología e Historia del Estado de México, que se localiza en el Centro Cultural Mexiquense, continúa exhibiendo la muestra “Los Olmecas en el estado de México».
Agencia El Universal