Una trágica historia de amor pasada por agua fue la que, literalmente, se vivió la tarde-noche de este sábado 15 de agosto con la proyección de la ópera Carmen en la Plaza de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart), en medio de un torrencial aguacero.
Este título, uno de los más montados del repertorio mundial del compositor francés Georges Bizet, marcó el comienzo de la segunda temporada del ciclo Desde los Grandes Teatros del Mundo, organizado por Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en el Cenart.
La grabación correspondió al montaje que se presentó recientemente en el Chorégies d’Orange, de Francia, bajo la dirección musical de Mikko Franck, el cual se caracterizó por el planteamiento fresco y atractivo de este gran clásico.
La puesta se distingue, sobre todo, por hacer hincapié en el aspecto del azar y el destino, luego que la escenografía, de tipo minimalista, está compuesta sólo por una serie de naipes gigantes, en clara alusión al aspecto de la suerte y la fortuna.
El director escénico, Louis Désiré, quien también se encargó de la escenografía y el vestuario, optó además por la atemporalidad, pues la indumentaria es una interpretación contemporánea de la vestimenta utilizada en el lugar y la época donde se sitúa la historia: la Sevilla del siglo XIX.
La historia tiene como protagonista a una hermosa y provocativa gitana de la que se enamora perdidamente Don José, un cabo de la guardia. Arrastrado por su amor incumple sus deberes como soldado, mientras Carmen vuelca su atención en el torero Escamillo. Loco de celos, José arremete su furia contra su amada.
El imán de Carmen es innegable. Es una de las óperas más conocidas y queridas del público, como pudo constatarse desde antes de su proyección en este espacio al aire libre del Cenart.
Decenas de personas esperaban que la transmisión comenzara, aunque la amenaza de lluvia era inminente. Varias de ellas incluso iban preparadas con paraguas, impermeables o hules, incluso las autoridades del Cenart ofrecieron el servicio de préstamo de sombrillas, previa identificación de por medio, cuando la lluvia se desató.
El meteoro comenzó a bañar a la concurrencia que sumaba algunas centenas, alrededor de 15 minutos después de iniciada la función, casi en el instante de que la soprano Kate Aldrich, en el papel de Carmen, comenzara la interpretación del aria El amor es un pájaro rebelde, mejor conocida como Habanera.
Y, así, el público, poco más de la mitad, se mantuvo durante el aguacero que azotó la capital mexicana esta tarde-noche como lo hizo en realidad durante toda la obra, seducido por este drama de amor, celos, muerte y pasión brava.
Desde los Grandes Teatros del Mundo es un ciclo con el cual puestas en escena de ópera y danza de gran reconocimiento en la historia del arte y montadas en los principales escenarios internacionales son traídas por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes a los habitantes y visitantes de la capital del país en plazas públicas.