Sobrevolando los cayos de Florida desde el asiento de un biplaza a unos 300 metros de altura, el mar parece un lugar infinito y homogéneo.
Perturbado únicamente por la espuma que generan las olas al romper contra los arrecifes de coral y por las diferentes tonalidades de las corrientes marinas.
todo un espectáculo para admirarse y vivirlo desde las alturas.