La Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó una resolución en la que condenó las violaciones a los derechos humanos de los musulmanes rohingya en Myanmar, después de que en La Haya el país asiático fuera acusado por genocidio ante la Corte Internacional de Justicia.
El organismo aprobó la resolución con 134 votos a favor, nueve en contra y 28 abstenciones, en la cual también se exhortó al gobierno de Myanmar a tomar medidas urgentes para combatir la incitación al odio contra los rohingya y otras minorías en los estados de Rakhine, Kachin y Shan.
La resolución de la ONU aprobada este viernes expresó alarma por la continua afluencia de rohingya a Bangladesh durante las últimas cuatro décadas «a raíz de las atrocidades cometidas por la seguridad y las fuerzas armadas de Myanmar».
Destacó los hallazgos de una misión internacional independiente «de graves violaciones de los derechos humanos y abusos sufridos por los musulmanes rohingya y otras minorías» por las fuerzas de seguridad de Myanmar, que la misión describió como «los crímenes más graves según el derecho internacional».
La resolución hizo un llamado a Myanmar para proteger a todos los grupos y garantizar justicia para todas las violaciones de los derechos humanos.
El embajador de Myanmar en la ONU, Hau Do Suan, calificó la resolución como «otro ejemplo clásico de doble rasero (y) aplicación selectiva y discriminatoria de las normas de derechos humanos».
Señaló que fue diseñado para ejercer una «presión política no deseada» sobre Myanmar y no intentó encontrar una solución a «la compleja situación en el estado de Rakhine».
A principios de este mes, el líder del país, Aung San Suu Kyi, Premio Nobel de la Paz, rechazó las acusaciones de genocidio en la Corte Internacional de Justicia de la ONU (CIJ), que celebró un juicio contra Myanmar (antes Birmania) por el supuesto genocidio de la minoría musulmana Rohingya y limpieza étnica.
Suu Kyi dijo que la violencia era un «conflicto armado interno» desencadenado por ataques militantes rohingya contra puestos de seguridad del gobierno. Ella admitió que los militares de Myanmar podrían haber usado fuerza desproporcionada en ocasiones, pero dijo que si los soldados hubieran cometido crímenes de guerra «serán procesados».
Gambia, una pequeña nación de mayoría musulmana de África occidental, llevó el caso rohingya a la CIJ en nombre de docenas de otros países musulmanes.
Miles de rohingya fueron asesinados y más de 700,000 huyeron a la vecina Bangladesh durante una ofensiva del ejército del país de mayoría budista en 2017.
NTX/I/MRG/
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