Consigna del PAN…mantener el IFAI azul y Calderonista

•Consigna del PAN: mantener al IFAI azul y calderonista

•El presidente Laveaga coqueta con el gobierno peñista

•Guerra sucia en la elección de presidente de la CDHDF

El panismo de Gustavo Madero ha asumido un compromiso:

Salvar al Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) como enclave propio.

Lo hace de manera silenciosa, con negociaciones en corto y piedras en el camino legislativo por donde transitan las reformas a ese organismo considerado coto de poder de Felipe Calderón y del Partido Acción Nacional (PAN).

Hasta ahora los panistas han logrado detener, al menos temporalmente, la conversión de esa oscura y limitada institución en una entidad de carácter público, con jurisdicción sensible en todo el país.

¿Por qué esta acción azul?

Simple:

Creen contar con tres de los cinco comisionados del IFAI.

Están a la vista:

-El presidente Gerardo Felipe Laveaga Rendón, surgido de la Escuela Libre de Derecho de donde también es egresado el ex presidente Calderón.

-Sigird Arzt Colunga,

-Y María Elena Pérez-Jaén, quien emergió a la fama como opositora a Andrés López desde el Instituto capitalino (InfoDF) y la capitalizó con su anexión al IFAI.

A ellos defiende el PAN.

SOLO HAY DOS COMISIONADOS INDEPENDIENTES

Los bandos están marcados en actitudes y votaciones.

Gerardo Laveaga llegó al IFAI para hacer escándalo por su negligencia, su acumulación de asuntos, sus tesis criticadas, su esfuerzo por ganar posiciones al interior del instituto y sus enfrentamientos con otro comisionado, Angel Trinidad Saldívar.

Fue precisamente Trinidad Saldívar quien mostró al país el verdadero rostro de Laveaga.

En la polarización, Trinidad Saldívar buscó la presidencia del IFAI para orearlo, para abrirlo a la sociedad, pero al final María Elena Pérez-Jaén le escamoteó el voto prometido y el calderonismo se quedó con la presidencia a través de Laveaga.

En esas condiciones, como independientes sólo permanecen el propio Trinidad Saldívar y Jacqueline Peschard Mariscal.

Por estas razones la mayoría priísta, perredista, verde, panalista y petista intenta cambiar el sustento jurídico del IFAI y, con la nueva norma, deshacerse de los comisionados actuales y designar nuevos integrantes.

LAVEAGA COQUETEA CON EL GOBIERNO DE PEÑA

Los panistas juegan a la aventura.

Gerardo Laveaga Rendón, como bien lo describió Angel Trinidad Salvívar, no es confiable ni congruente.

Aunque jure lealtad al ex presidente Felipe Calderón, ha comenzado a tocar puertas muy cercanas a la residencia presidencial de Los Pinos para intentar salvar su cómoda posición burocrática.

Fuentes de muy alto nivel tienen la información: Laveaga buscó ya al secretario de Hacienda y Crédito público, Luis Videgaray, para pedirle su padrinazgo a fin de conservar al IFAI en las condiciones actuales.

¿Qué ofrece a cambio?

Lo obvio: él les ayuda a cerrar casos cuando la transparencia ponga en riesgo a alguna institución relacionada con la seguridad nacional, descobije alguna política pública o dañe las ambiciones políticas de algún funcionario.

El gobierno y los legisladores sabrán si escuchan este canto de sirena política.

Por lo pronto la minuta espera discusión y voto en el Senado de la República.

GUERRA SUCIA PARA LA ELECCION DE LA CDHDF

Tal vez nunca se había manchado tanto una elección para presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

En víspera de la designación, la cual debe acontecer hoy si no hay retrasos, los consejeros Edgar Cortés y Manuel Fuentes iniciaron una guerra en Twitter contra la principal candidata, Perla Gómez Gallardo.

Cortés acusa a Gómez Gallardo de tener relaciones con personajes del Gobierno del Distrito Federal (GDF), lo cual la ligaría al grupo de Miguel Mancera.

Cortés no está limpio: él acudió con el secretario de Gobierno, Héctor Serrano, a negociar dos visitadurías.

Y Fuentes, quien no renunció a su membresía en el Consejo de la CDHDF, se ha amparado en la Casa de los Derechos de Periodistas para hacer campaña.

Es decir, acusan sus críticos, proselitismo con recursos públicos.