Hernán, Gabelo, Ronald, Bora, háganse a un lado. El fútbol tico tiene nuevos ídolos y una nueva gesta de la cual enorgullecerse.
De la mano de Bryan Ruiz, Keylor Navas, Joel Campbell, Jorge Luis Pinto y compañía, Costa Rica superó la hazaña de la selección de Hernán Medford, Luis Gabelo Conejo, Ronald González y el técnico Bora Milutinovic, protagonistas en 1990 de la primera selección «tica» que llega a la segunda ronda de una Copa Mundial.
El equipo de Pinto pasó a la historia como el primer conjunto centroamericano que avanza a los cuartos de final de un Mundial en una dramática definición por penales ante Grecia. Se confirmó así como la gran revelación del torneo, en el que había ganado un grupo que incluía tres campeones mundiales, con triunfos sobre Italia y Uruguay y, ya clasificada, un empate de trámite ante Inglaterra que les garantizó el primer lugar de la zona.
«Llevamos años oyendo hablar del equipo del 90. Muchos jóvenes no vivieron eso, pero ahora estamos creando nuevas memorias para ellos», declaró esta semana el volante Celso Borges. «Hemos igualado la historia y ahora queremos ser inmortales, seguir derribando mitos».
Lo son. No solo por haber llegado tan lejos sino por la forma en que lo hicieron. Llegaron al Mundial como los convidados de piedra y ganaron el grupo más fuerte. En los octavos de final, aguantaron un empate 1-1 en un alargue jugando con un hombre menos por la expulsión de Oscar Duarte por doble amonestación. Sus jugadores dejaron el alma en la cancha y ganaron la definición desde los 11 pasos cuando Navas atajó el cuarto penal de los griegos.
Los paralelos con el equipo del 90 son notables. Tienen un técnico extranjero, el colombiano Pinto, que inculcó una enorme disciplina táctica a un equipo sin grandes nombres, con un arquero como Navas que transmite seguridad, al igual que lo hacía Conejo, y un delantero como Campbell que atormenta defensas con su velocidad, como sucedía con Medford.
Lo que le da un sello distintivo a esta selección es la presencia de Ruiz, el elegante jugador del PSV de Holanda que es el capitán y conductor del equipo. Además anotó el gol del triunfo 1-0 sobre Italia, un conjunto con cuatro títulos mundiales, que selló la clasificación. Previamente habían superado 3-1 a Uruguay, dueño de dos títulos.
Esas dos victorias hicieron que un equipo que había llegado casi de relleno fuese favorito en el cierre del grupo ante Inglaterra, con la que terminó empatando 0-0 sin forzar demasiado las cosas.
Ante Grecia enfrentaron a un rival con oficio, con jugadores que llevan mucho tiempo juntos y que se codean con los grandes de Europa desde que ganaron la Eurocopa de 2004. Dio la sensación de que Costa Rica se desmoronaría en el calor de Recife cuando los griegos empataron en tiempo de reposición y forzaron un alargue ante un contrincante con un hombre menos.
Los «ticos», sin embargo, no arrugaron. Se defendieron como leones y forzaron la definición por penales.
Se cumplió así la profecía de Bora, quien luego del sorteo dijo que «los jugadores de Costa Rica recordarán lo que pasó en el 90 y sabrán que se le puede ganar» a los grandes.