
El caso Eva Cadena Sandoval es solamente un ejemplo de los existentes en el país. ¿Cuántos?: ¿Cientos? ¿Miles? ¿Millones?
Eso amén de las trampas que le hayan puesto a la diputada local veracruzana y ex candidata a la presidencia municipal de Las Choapas, sobre todo en aquél video donde la mujer “anónima” le insiste en que el medio millón de pesos es para Andrés Manuel López Obrador, presidente nacional de Morena.
Tanta insistencia evidenció la intención de perjudicar al también aspirante a la Presidencia de México, quien había basado su discurso criticando hasta la saciedad a la “mafia del poder”. Y de pronto exhiben a una morenista devota de la mafia; o por lo menos esa imagen ha proyectado en los videos donde recibe considerables cantidades de dinero supuestamente para AMLO y luego para ella a cambio de aprobar una ley.
¿Cuántas Evas habrá en México?
Eva Cadena es el paradigma de la recaudación en nuestro país para los partidos políticos y las campañas electorales. Todos o casi todos lo hacen. ¿O de dónde creen que sale tanto dinero para el despilfarro en propaganda ilegal; incluso desde las precampañas?
Además de las fuentes legales de financiamiento (donativos, cuotas de los militantes, rendimientos financieros, etc.), pues recaudan. ¿Y de dónde? ¿Del crimen organizado? ¿Del dinero público? ¿Del clero? ¿Del extranjero? Vaya, hasta se inventan fundaciones de carácter social y de beneficencia para fines político-electorales.
Y las autoridades electorales lo saben. Sin embargo, dejan hacer y pasar. Para “taparle el ojo al macho” medio fiscalizan los ingresos y egresos de partidos políticos y candidatos. Claro, hay momentos en los cuales no alcanza la facultad de la autoridad. Pero cuando la tiene, la flexibiliza de modo tal de quedar bien.
Ahí están los ejemplos del 2016, cuando hubo elecciones de gobernador en alrededor de 12 entidades federativas; algunos candidatos rebasaron los topes de campaña y ameritaba quitarles el registro. Pero la autoridad jurisdiccional en materia electoral consideró que la sanción era desproporcionada y ordenó tan solo la aplicación de multa.
Y las normas en materia de delitos electorales han sido letra muerta.
En fin, el caso Eva Cadena también es paradigma de los “moches” para la aprobación de leyes tanto en las cámaras del Congreso de la Unión como en los Congresos locales.
Es un secreto a voces que los legisladores (con sus honrosas excepciones) piden dinero, o les ofrecen, a cambio de votar a favor determinadas leyes. En ocasiones son sumas millonarias.
Y ocurre en casi todas las fracciones o grupos parlamentarios; hasta en las más democráticas.
Lamentablemente Oaxaca es una de las entidades federativas donde se ha dado la práctica del “moche” a diputados y diputadas locales a cambio de votar a favor iniciativas de ley o autorizaciones de deuda pública. Nada comprobado, pero sí es un secreto a voces. Ocurrió de forma cínica en las dos Legislaturas anteriores.
En las entidades federativas es praxis que el partido gobernante ofrezca dinero, o acceda a darlo, a legisladores de oposición para asegurar la aprobación de reformas o nuevas leyes a modo. El PRI puso la moda, pero los demás partidos refinaron.
¿Y quién para las “recaudaciones” y los “moches”? Nadie.
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