CRÓNICA POLÍTICA: La irreales promesas de AMLO

En su discurso de registro como precandidato del Morena a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador bosquejó prácticamente los puntos básicos de su programa de gobierno. Ojalá en el curso de la precampaña y de la campaña pueda explicar ampliamente cada uno de sus “compromisos”, que por el momento parecen un decálogo de buenas intenciones… y algunas, no tan buenas.

Veamos algunos de los “compromisos” de AMLO enlistados en diez puntos, de los cuales destacan:

La existencia de un Estado Democrático de Derecho, donde nadie esté por encima de la ley. ¿Nadie? Entonces, ¿para qué la amnistía? ¿Ni los integrantes de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) escaparán de la ley? ¿Y qué hará si le exigen liberar a los profesores de Jalapa del Marqués, Oaxaca, acusados de secuestrar a dos niños que mantuvieron en una cisterna?

El gobierno no será un comité al servicio de un grupo o facción. Y al servicio de una familia, ¿sí? ¿O sus hijos no participarán como servidores públicos del Gobierno Federal como lo han hecho en el andamiaje de Morena? ¿Y los grupos que poco a poco se ha ido apoderando de la estructura de Morena? ¿Esos no figurarán en la administración pública?

Respeto a la vigencia de los Derechos Humanos. ¿Quiere decir, por ejemplo, que hará valer los principios constitucionales para evitar que cualquier grupo atente contra la libertad de tránsito?

Garantizar elecciones libres y limpias, y se establecerá una auténtica democracia. Suena perfecto. ¿Y cómo? ¿Por decreto desaparecerá al INE para instituir una autoridad electoral ajena a todo compromiso político, incluso con él mismo? Quiere decir también ¿qué AMLO no manipulará los programas sociales con fines electorales ni impondrá candidatos en Morena como jefe político del partido en el poder?

Mmm, para qué esperar tanto, cuando puede empezar de una vez, por ejemplo, dando total claridad a la selección de los coordinadores organizativos de Morena en las entidades, distritos y municipios, y que casi en automático se convertirán en candidatos a los cargos de elección popular a disputarse en el 2018.

El caso de Claudia Sheinbaum en la Ciudad de México dejó lugar a dudas. ¿O fueron los medios de comunicación los que empañaron la selección interna decidida mediante encuesta? La reciente elección de la cantante Susana Harp como coordinadora organizativa en el estado de Oaxaca, también desató dudas y conjeturas sobre el procedimiento respectivo.

Incluso, la propia intérprete en principio se deslindó de la encuesta y hasta reprochó a Morena haberla encuestado sin su consentimiento.

Relación amistosa con Estados Unidos, pero sin aceptar actitudes racistas en contra de los migrantes. ¿Y cómo? Le falta definir las políticas en ese sentido.

Convocar al pueblo para hacer de la honestidad una forma de vida y de gobierno, predicará con el ejemplo; y suprimirá fueros y privilegios, y bajará sueldos a “los de arriba”. ¿En serio? Pues debe empezar en la precampaña informando de dónde salen sus ingresos y los de sus colaboradores; muchos de ellos han hecho de la lucha social su modus vivendi, sobre todo en las entidades con mayor pobreza.

Descentralizar el Gobierno Federal. O sea, instalar la sede de las dependencias de Ejecutivo en las entidades federativas se entiende que los lugares de importancia según la material. Por ejemplo, la Secretaría de Desarrollo Social en Oaxaca; Fonatur en Bahía Banderas, Nayarit; Conagua, en Veracruz, etc. ¿Y funcionará? ¿No sería duplicar el gasto? Sería adquirir o rentar inmuebles, desplazar a los empleados hacia las nuevas sedes o despedirlos y contratar otros en el lugar de la mudanza, boletos de avión para los funcionarios cuando tengan que trasladarse a la Ciudad de México para reuniones de gabinete o simplemente de acuerdo con el Presidente. Ups.

Rescatar el campo y a sus pobladores del abandono y pobreza, y dar prioridad a los indígenas. ¿Cómo? ¿Dar créditos a la palabra es la solución?

Modernización de las refinerías y la construcción de otras, así evitar el aumento de los precios de las gasolinas, gas y energía eléctrica. Excelente. ¿Pero y de dónde saldrá el dinero para ello? ¿De un aumento de impuestos? ¿De los excedentes petroleros? ¿Suprimiendo los programas sociales? Parece que esto último no está en sus planes, porque más adelante habló de lo siguiente:

Beca mensual a todos los jóvenes que cursen el nivel medio superior, y 300 mil universitarios de escasos recursos recibirán un apoyo de 2 mil 400 pesos mensuales. Además, de la contratación de 2 millones 300 mil “ninis” con un sueldo como aprendices de 3 mil 600 pesos mensuales, a quienes se les capacitará en talleres, empresas y comercios.

Mmm. Las becas a universitarios suena bien. ¿Pero de dónde saldrá el dinero? ¿De más impuestos que redunden en carestía? ¿Y si ya en los hechos no se obtienen los ingresos para este gasto social? Y después de capacitar a los “ninis”, ¿dónde serán ubicados en un trabajo estable? ¿Y las fuentes de empleo? AMLO habla de impulsar proyectos productivos y creación de empleos con los ahorros de gastos suntuarios, ¿pero será suficiente para las necesidades laborales del país? Ese tipo de proyectos prácticamente son de subsistencia.

Aumento al doble de la pensión a los adultos mayores a mil 700 pesos mensuales, y también recibirán el beneficio personas con discapacidad; y será universal. Bien, es gente que lo necesita. Pero otra vez la misma pregunta: ¿De dónde saldrá el dinero? A menos de que AMLO como Presidente de México aporte su sueldo, renuncie a vivir en Los Pinos con todas las comodidades y el gasto se aplique para las pensiones. Ni así alcanzaría.

Prioridad a la seguridad pública, y amnistía a los infractores de la ley que opten por la readaptación. Harta criticada ha sido la idea. ¿Habría que ver qué tipo de infractores? Estaría perfecta la medida para aquellos que purgan condenas por delitos consecuencia de la pobreza y falta de oportunidades para trabajar, por ejemplo, quienes han robado por hambre. ¿Pero la amnistía también beneficiaría al crimen organizado? Es complicado, ofende a la sociedad.

Reversa a la reforma educativa. ¿Sería entregarle a la CNTE el control de la educación? ¿Nuevamente cualquiera sería profesor sin presentar exámenes? ¿Y dónde quedaría la educación de calidad?

En fin, parece que Andrés Manuel López Obrador busca llegar a la Presidencia de México pasando por encima de todo y tomando el camino más fácil, el de la manipulación. Venía bien, pero en la proximidad de las precampañas legales empezó a sacar un discurso impregnado de promesas comprometedoras que más bien tienden a enganchar electores, que a generar las soluciones reales y duraderas que necesita el país.

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