CRÓNICA POLÍTICA: Meade, precandidato único…¿o habrá “patito”

Estamos viendo lo que en el PRI parecía imposible: El registro interno para la candidatura a la Presidencia de México de un simpatizante, posición celosamente reservada para militantes durante todos los años de la longeva existencia de este partido político, con la excepción de ahora.
Porque José Antonio Meade Kuribreña será el candidato. Aunque conforme a la convocatoria priista, falta cerrar el plazo destinado al registro de quienes son militantes y aspiran a la candidatura presidencial del PRI, pero difícilmente habrá alguna inscripción, salvo que en verdad haya juego democrático o que se registre un “patito” para posibilitar al “bueno” realizar precampaña sin el riesgo de impugnaciones.
El próximo domingo tres de diciembre cuando se cierre el plazo de registro de aspirantes militantes y simpatizantes, se sabrá si Meade será precandidato único o si competirá internamente con algún cuadro orgánico con calidad de “patito” o con carácter de “rebelde” ante la decisión del “gran elector”.
El PRI sin tanto aspaviento le abrió las puertas al simpatizante, que en otros partidos le llaman “externo” o “ciudadano”. En cambio los partidos opositores, sobre todo los de izquierda, han delimitado el espacio solo a militantes. Incluso en Morena, donde previeron convocatoria abierta a todos, nada más habrá un precandidato e inminentemente será el candidato presidencial morenista: Andrés Manuel López Obrador.
A menos que AMLO también auspicie un contrincante interno “patito” para autofacilitarse la precampaña. Aunque el líder nacional de Morena ha demostrado que no necesita de nadie ni de nada para hacer valer su voluntad. Ya ven, ahí anda recorriendo el país hablando de su programa de gobierno sin que alguien por lo menos le advierta del riesgo de incurrir en actos anticipados de precampaña.
En fin, retomando el tema del PRI; al abrirse al simpatizante en la selección y postulación de su candidato a la Presidencia de la República, el Revolucionario Institucional no hizo más que cumplir el mandato del artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos cuando establece que los partidos políticos tienen como fin promover el acceso de los ciudadanos a los cargos públicos.
Los partidos políticos ni deben de ser empresas de grupos políticos, ni clubes de amigos, ni negocios familiares, de amigos y de compadres. Eso no lo entienden los militantes empoderados, y creen tener el derecho absoluto sobre las candidaturas. Tampoco lo entienden los ciudadanos siempre tan apáticos, en vez de participar activamente en política desde un partido; ah, otra cosa sería de los partidos.
Independientemente de los errores y pecados que pueda tener Meade, al parecer tiene menos cola que le pisen. Y en eso le lleva ventaja a la mayoría de los presidenciables, incluido Jaime Rodríguez Calderón (“El Bronco”), quien luego luego declaró que le será más fácil ganar las elecciones con un candidato como el ahora ex Secretario de Hacienda y Crédito Público.
¿En serio? Jaime Rodríguez cree que aun está en sus buenos tiempos; su circunstancia fue la elección de gobernador de Nuevo León, pero ya está muy desgastado para salir exitoso de una nueva competencia electoral; los neoloneses no dan las mejores referencias del gobierno estatal de “El Bronco”.
Con Meade (si acaso se confirma como “el bueno”) el PRI no privilegió el perfil ciudadano como una forma de reconocer la participación política de la ciudadanía, sino más bien como una estrategia para ganar o por lo menos para evitar irse hasta el tercero o cuarto lugar como resultado de las elecciones federales del 2018.
Meade es bien visto en buena parte del sector económico y financiero, también en el ámbito social. Sí es la mejor carta del PRI. El desarrollo de la precampaña y de la campaña, revelará si puede ganar o no, las elecciones del próximo año.
MEADE, DEVOTO DE LA VIRGEN DE JUQUILA
José Antonio Meade Kuribreña tiene seguidores en el estado de Oaxaca, donde se han puesto contentos con su “destape” como inminente candidato del PRI a la Presidencia de México, salvo que se inscriban más aspirantes simpatizantes o militantes.
Y están contentos porque Meade le tiene cariño a Oaxaca, cuyas comunidades caminó de jovencito en misiones que realizaba. Por ejemplo, estuvo en el municipio de Magdalena Tequisistlán, donde se vio en la necesidad de dormir en el atrio del templo porque no había otro lugar.
Y también están contentos porque Meade es devoto de la Virgen de Juquila, venerada por los oaxaqueños y los poblanos porque es una virgen muy milagrosa cuando es grande la fe en ella. Precisamente el ocho de diciembre es su día, y desde un mes antes empiezan las peregrinaciones de cientos y quizá miles de personas que todos los años acuden a su santuario: Van caminando, en bicicleta, en coche, en autobús.
Los oaxaqueños que saben que Meade es devoto de la Virgen de Juquila creen que si llega a la Presidencia de la República, construirá la Ruta de la Fe, que ha sido uno de los proyectos de turismo religioso que los gobiernos estatales no han podido concretar.
En fin, Meade es una persona religiosa, y muchos oaxaqueños también.
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