
El Partido Acción Nacional (PAN) por su naturaleza no solo es opositor a Morena, sino es antagónico. Ideológicamente se trata de la derecha y de la izquierda.
No hay una definición exacta de ambas ideologías. Pero una es identificada con los ricos, y la otra con los pobres; una favorece la economía, la otra lo social. Algo así como los extremos de capitalismo y socialismo.
Y en medio está el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que ni es derecha, ni es izquierda, pero tiene rasgos de ambas ideologías. Quizá por eso en algún momento buena parte de los mexicanos se identificaron más con los principios y proyectos priistas.
Tal vez más cuando enarbolaron la justicia social –más de izquierda que de derecha–. Sin embargo, los priistas perdieron la brújula e hicieron del partido una empresa con timón de elite.
También cercano a Morena y al PRI, está el Partido de la Revolución Democrática (PRD) en algún momento auto-definido como de izquierda. Pero más bien es una cosa rara llena de tribus lideradas por “luchadores sociales” ricos, o por sempiternos Tlatoanis acaudalados.
Y el 01 de julio del 2018, las y los electores mexicanos optaron por Morena. Fue como una revolución sin armas hecha en cuestión de horas. Pero al PRD y al PRI aun no les cae el veinte; ahí andan promoviendo sendos inútiles periodos de reflexión.
¿Para qué? Si bien claras están las causas de la debacle de ambos partidos. Y de ambas, la más lastimosa, es la del PRI. No obstante, la cúpula se resiste a girar el timón; al parecer, irán a elección interna con un cuadro que es más de lo mismo.
Y el PRD solo se quiere cambiar de nombre, sin cambiar los vicios por democracia.
Todos los partidos le refinaron al PRI; hasta el PAN.
Sin embargo, Acción Nacional tiene más posibilidades de levantarse electoralmente de ese golpe tan duro del 01 de julio, posibilidades derivadas de su misma naturaleza ideológica.
Aunque algunos de sus cuadros emulen las practicas del PRI: El amiguismo, el nepotismo y el compadrazgo.
Los panistas encumbrados también olvidaron sus principios; cambiaron el humanismo por la oda grupera, como bien ha dicho Ernesto Ruffo.
Ahí está el grupo de Ricardo Anaya Cortés, enquistado en el Comité Ejecutivo Nacional y en la estructura estatal y municipal; esa que no trabajó para darle suficientes votos en la elección presidencial.
¿Saben por qué? Porque en las entidades y en los municipios el panismo tiene su propio grupo que no sueltan el poder y van de cargo en cargo: Del Comité Estatal van a la diputación federal o local, o al Senado, y otra vez le dan la vuelta a todos los cargos.
Vaya, esos panistas no tienen tantito pudor y desconocen la filosofía del humanismo; las únicas personas humanas que cuentan son ellos mismos.
La ciudadanía también está harta del panismo. Y como el PAN ya gobernó sin buenos resultados, los electores optaron ciegamente por Morena. Ni siquiera sabían quiénes eran los candidatos, pero votaron por los morenistas.
Es más, la inmensa mayoría de quienes ganaron las elecciones de senadores, diputados federales, diputados locales y concejales a los ayuntamientos, siendo del PT o del PES, ganaron con los votos dados a Morena.
Revisen la votación por partido político y verán. Es otra cosa el desglose de los votos emitidos a favor de la coalición “Juntos Haremos Historia”. Ja, y todavía el dirigente nacional del PES, Hugo Eric Flores, andaba peleando votos cuando más bien Morena se los dio.
Ciertamente, el PAN quedó como segunda fuerza electoral en el país, pero su votación es muy baja: Casi diez millones de votos como partido político, en la elección presidencial.
Por lo tanto, le urge una refundación. De entrada, renovar la dirigencia nacional, comités estatales y comités nacionales (por los menos aquellos con periodo vencido).
Y aunque en el PAN son algo más democráticos que en el PRI, la elección panista debiera realizarse por voto universal y con estructura real. Porque sin duda, la simulación ha sido uno de los grandes problemas de Acción Nacional, siempre inflando padrones internos.
En fin, que ya el Consejo Nacional panista aprobó la propuesta de integrantes de la Comisión Organizadora Nacional de la elección del CEN, la cual será presidida por Cecilia Romero, e integrada por Gerardo Priego Tapia, Claudia Cano Rodríguez, Héctor Jiménez Márquez, Kenia López Rabadán, Javier Gándara Magaña y Alejandra Gutiérrez Campos.
¿Son afines a la cúpula? El auto engaño a nada bueno llevaría al panismo prácticamente en la víspera de las elecciones locales del 2019 en algunas entidades del país: Aguascalientes, Baja California, Durango, Tamaulipas y Quintana Roo.
Es como dice Ernesto Ruffo Appel (aspirante a la presidencia del CEN), lo mejor es que la militancia decida, porque el “acuerdo” siempre privilegia al “grupismo”.
Lástima que Javier Corral Jurado desempeñe el cargo de gobernador de Chihuahua; sería un buen dirigente nacional. Bueno, por lo menos así los dejó ver cuando compitió en la interna con Ricardo; entonces advirtió los riesgos del panismo en manos de Anaya Cortés.
Pero la estructura “amarrada”, lo hizo presidente del Comité Ejecutivo Nacional, y ahí están los resultados. Por cierto, Corral terminó defendiéndolo. Quien lo diría.
En fin, a ver qué pasa con el PAN. Por lo pronto, los panistas en uno de los resolutivos del reciente Consejo Nacional, dijeron:
“Estamos listos para seguir con la lucha histórica que hemos llevado a cabo en nuestro país. Una lucha en la que han existido aciertos y también errores que con humildad debemos reconocer, y que la continuaremos con el firme propósito de practicar nuestros principios de doctrina, sustentados en el humanismo político, la honestidad y la democracia.”
¿En serio? Veremos.
PAN-OAXACA
El Comité Estatal del PAN en Oaxaca no tiene mucho tiempo que se renovó. Sin embargo, es uno de los que necesitan transfusión urgente por lo desastroso de los resultados en las elecciones locales, con sus efectos en los comicios federales, y viceversa.
¡No ganó ni una diputación local por el principio de mayoría relativa! Y a duras penas obtuvo una curul de representación proporcional. ¡No tendrá fracción parlamentaria!
Claro, la derrota panista es multifactorial, pero es responsable la dirigencia encabezada por Natividad Díaz Jiménez, quien, por cierto, había solicitado licencia par irse como candidata a diputada federal plurinominal.
Su grupo, que más bien es el grupo de Juan Iván Mendoza Reyes (el poder tras el trono), se ha rotado los cargos en el partido y en el liderazgo cameral, que ahora no tendrán.
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