Algo pasa en el PRI-Oaxaca. Las cosas no marchan bien. Tal parece que los líos van más allá de la falta de cuadratura entre los criterios de paridad de género, acciones afirmativas indígenas y cuotas para jóvenes, en la definición de las candidaturas tanto para los cargos federales como locales.
Es más, lo armado por la recién depuesta dirigencia estatal, ya lo desarmaron en parte. Y la pregunta es: ¿Quiénes?
¿El nuevo Comité Directivo Estatal encabezado por Jorge González Ilescas y Mariana Nassar Piñeyro como presidente y secretaria general respectivamente? ¿O el cuarto de guerra liderado por Alejandro Avilés Álvarez, coordinador de la campaña presidencial de José Antonio Meade Kuribreña? ¿O desde el PVEM han empezado a dar línea?
¿Hay un PRI bicéfalo? Claro, además del mando del jefe político del priismo oaxaqueño encarnado en el gobernador en turno, Alejandro Murat Hinojosa, de quien dicen centra más su atención en la administración pública que en los asuntos del partido. Como debe de ser.
Sin embargo, tampoco cabe dejar sueltos los hilos priistas porque finalmente él será el responsable político de entregar las cuentas de la jornada electoral de julio próximo. Como dice la vox populi, “un ojo al gato y el otro al garabato”. Eso sí, sin meter mano en el proceso electoral; una cosa es vigilar el partido, y otra muy distinta es inmiscuirse en lo demás.
En fin, el caso es que a días del inicio del plazo de registro ante el Instituto Nacional Electoral (INE) de las candidaturas federales, y a días de haber iniciado el registro ante el OPLE de las candidaturas locales, el PRI no tiene completas las propuestas; incluso, han desbaratado algunas avaladas en el proceso interno.
Por ejemplo, Eduardo Rojas Zavaleta compitió internamente para candidato a diputado federal por el Distrito Electoral 09, con cabecera en Puerto Escondido. Pero lo bajaron, y ahora aparece “sumado” al equipo de campaña de Meade en el estado de Oaxaca. Pero cabe la posibilidad de su registro como abanderado a la diputación local.
Los priistas son tan disciplinados que no recurren a los medios de impugnación internos cuando las cúpulas afectan sus derechos político electorales, que si no, Eduardo Rojas con la mano en la cintura ganaría su permanencia como candidato a diputado federal, pues pasó fue avalado en Convención de Delegados y Delegadas. ¿O no?
Dicen que en vez de Eduardo Rojas, a la diputación federal enviarán a Miriam Liborio Hernández, actual delegada de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, para completar la cuota de mujeres porque no les da, ni con las posiciones del PVEM dentro de la coalición “Todos por México”.
¿Será porque el desistimiento de Mercedes Rojas Saldaña desacompletó la paridad de género? Ni el PRI de Jorge González Ilescas, ni el PRI de Alejandro Avilés, ni el PVEM han hecho oficial la renuncia de la priista como candidata a diputada federal por el Distrito Electoral 10, con cabecera en Miahuatlán de Porfirio Díaz.
Y si la convencen de dar marcha atrás al desistimiento, Mercedes Rojas aparecerá en el registro de candidaturas. Pero de que ha tenido la intención de renunciar, es un hecho. Por fuego amigo y porque Miahuatlán es uno de los distritos más complejos electoralmente, pero además por la penetración de grupos dedicados a actividades ilícitas.
En los corrillos priistas cuentan que en caso de hacer efectivo el desistimiento de Mercedes Rojas, habría candidato en Miahuatlán: Jorge Zárate Medina, joven ex delegado de Prospera, con poca experiencia en contiendas electorales y quien sabe con cuánta presencia en el distrito.
Incluso, el PRI lo consideraba como suplente de Raúl Bolaños Cacho Cué en la primera fórmula oaxaqueña al Senado de la República postulada por la coalición “Todos por México” vía Verde (integrada también por el Panal).
En cualquiera de ambos casos, Jorge Zárate Medina no suma ni interna ni externamente; si no, hagan sondeos. Es un priista amable, amigo del grupo en el poder local. Pero las elecciones de julio próximo, no es tema de amigos, es tema de competitividad, pues está en juego la elección presidencial.
Meade necesita candidatos que le sumen, no que le resten. Y el PRI, el PVEM y el Panal necesitan votos, muchos votos, sobre todo en las elecciones de los cargos al Congreso de la Unión para contar con diputados y senadores, o por lo menos para no perder el registro como partidos nacionales.
En fin, mismo caso representa la candidatura de Yarith Tannos por la segunda fórmula oaxaqueña al Senado por la coalición “Todos por México” vía PRI; es joven, simpática, audaz, amiga de César Camacho Quiroz. Pero la cúpula priista local ya se dio cuenta de que ella suma poco en comparación a la necesidad de Meade, del Revolucionario Institucional y de aliados.
Por eso, el PRI (quien sabe cual de todos) contempla mover a Yarith a una diputación local para postular al Senado un cuadro femenino más competitivo. Y según los corrillos priistas están pensando en la diputada federal Mariana Benítez Tiburcio, actual integrante del equipo de campaña de Meade como consejera legislativa del PRI ante el Consejo General del INE.
Incluso, también manejan el nombre de Ivette Morán para candidata al Senado por la segunda fórmula oaxaqueña. Y no es mala idea; ella cuenta con vasto trabajo social en la mayoría de las comunidades, el cual inició desde el 2015. El único pero es que es esposa del gobernador Alejandro Murat.
Fue un error haber permitido el desistimiento de Mariana Benítez, quien se inscribió en el proceso interno para candidata a senadora por la segunda fórmula oaxaqueña; si se desistió fue porque seguramente le dijeron que no sería ella la candidata, sin considerar su trabajo político y social en la entidad.
En fin, como dice la vox populi, el PRI “en el pecado lleva la penitencia”. Es la hora en que no acaba de conformar de manera firme candidaturas competitivas ni al Senado, ni a las diputaciones federales, ni a las diputaciones locales, ni a las presidencias municipales.
Y las elecciones a las presidencias municipales en Oaxaca son clave para ganar todas las demás elecciones; porque las primeras jalan a las demás.
Sin embargo, el PRI refleja imagen de desastre en Oaxaca. No hay control. Apenas este jueves renunció a la Secretaría de Administración del Gobierno del Estado, Javier Villacaña Jiménez, y en su comunicado habló incluso de continuar su carrera política desde la sociedad civil.
Villacaña estaba propuesto como candidato a la presidencia municipal de la capital oaxaqueña. Pero algo pasó y ¡zaz!, las cosas se salieron de control. ¿Dónde están los operadores políticos? ¿Hay? Él puede ganar la capital oaxaqueña. Pero el PRI necesita poner orden político y operativo en la actual administración municipal.
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