Rosy RAMALES
México es totalmente elecciones. Ni bien sale de un proceso electivo y ya entra a otro; año con año.
Por eso mismo la idea de homogeneizar los procesos electorales locales con los federales; idea hecha norma en algún momento.
Vea lo más reciente e inmediato:
Proceso Electoral 2017-2018: Elecciones concurrentes: Presidencia de la República, diputaciones federales y senadores; y locales en 31 entidades federativas a distintos cargos populares.
Proceso Electoral 2018-2019: Comicios locales en Aguascalientes, Baja California, Durango, Quintana Roo, Tamaulipas y Puebla (en extraordinaria).
Proceso Electoral 2019-2020: También elecciones locales, aunque solo en dos entidades: Coahuila e Hidalgo.
Proceso Electoral 2020-2021: Otra vez para elecciones concurrentes para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión y cargos en las 32 entidades federativas, incluyendo alrededor de 15 gubernaturas.
Proceso Electoral 2021-2022: Comicios locales en diversos estados, entre ellos Oaxaca para gobernador.
¿Qué tal? Y eso que a partir de la unificación, se ha reducido el número de entidades con procesos electivos aislados. No obstante, se notan y hacen ver a México como un país en constante actividad electoral.
Y se empezó a notar más desde la reforma electoral del 2014 cuando el Congreso de la Unión dotó al Instituto Nacional Electoral (INE) de atribuciones para intervenir en diversas etapas de los procesos electorales locales, así como de facultades especiales para organizarlos de manera parcial o total.
Bueno, antes del 2014 el otrora Instituto Federal Electoral (IFE) ya tenía la facultad de organizar procesos electivos de las entidades federativas, pero limitada, porque dependía de la solicitud por parte de la autoridad electoral local, entonces casi nunca intervenía.
Claro, cómo iban a pedirle al IFE organizar las elecciones de gobernador, de diputados locales, o de concejales municipales…¡cómo, si en ellas intervenía a placer el mandatario saliente y el Poder Legislativo local! Era parte de un federalismo mal entendido.
Retomando el tema: El proceso electoral en Coahuila y enHidalgo prácticamente espera en la puerta: En el primer estado, iniciará el 1 de enero del 2020, para renovar el Congreso local, por lo que se elegirá a 25 legisladores: 16 de mayoría relativa y 9 de representación proporcional; y en la segunda entidad, inicia el 15 de diciembre para elegir concejales a 84 ayuntamientos.
En las dos entidades se elegirán 109 cargos en total. Y para ambas, el Consejo General del INE acaba de aprobar el Plan Integral y Calendarios “como herramientas que permiten planear, coordinar, dar seguimiento y llevar el control de las actividades de los comicios que se realizarán el 7 junio de 2020”.
Ahí está, ni bien termina 2019 y en nuestro país dos de sus estados se adentran a proceso electivo para el 2020. Y es que un año electoral es diferente al año calendario; aquél generalmente empieza en los últimos meses del año inmediato anterior, o en los primeros días del nuevo año.
Así que cuando apenas vaya llegando a su fin el proceso local 2019-2020, en nuestro país iniciará el proceso electoral concurrente 2020-2021, concretamente en septiembre del próximo año, salvo una disposición diferente en una reforma electoral venidera.
Por lo pronto, la ley establece que: “El proceso electoral ordinario (federal) se inicia en septiembre del año previo al de la elección y concluye con el dictamen y declaración de validez de la elección… En todo caso, la conclusión será una vez que el Tribunal Electoral haya resuelto el último de los medios de impugnación que se hubieren interpuesto o cuando se tenga constancia de que no se presentó ninguno”.
¡Septiembre del próximo año! O sea que faltan diez meses sin contar el mes en curso para el inicio del proceso comicial concurrente para renovar el Congreso de la Unión y cargos en 32 entidades, contando 15 gubernaturas.
Y será como en la pirinola: Todos ganan, todos pierden, toma todo para Morena y pierde todo el PRD, el PRI y el PAN.
Toda una apuesta electoral para que Morena domine totalmente el país o para que la oposición recupere espacios, lo cual en el caso del PRD por el momento se ve muy difícil.
Y como solamente faltan diez meses para el inicio de una batalla electoral descomunal, empiezan las señales por el control o por la supervivencia, por ejemplo:
En los partidos políticos se ven cruentas luchas internas por apropiarse de las estructuras para decidir candidaturas (todo implica un interés económico).
En los gobiernos de los tres órdenes se intensifica el movimiento de obras para impactar en el ánimo ciudadano.
Observen.
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Rosy RAMALES