La espada, como arma de guerra, elemento simbólico o instrumento de y por supuesto únicas, así como manuscritos, cuadros y objetos de orfebrería y marfil.
En total 120 piezas relacionadas con el tema de la espada, al que por primera vez se le dedica una exposición monográfica, según subrayaron sus organizadores, el Museo Nacional francés de la Edad Media, la Reunión de Museos Nacionales franceses y el Grand Palais.
La exposición vislumbra la espada como arma de guerra pero también como signo de poder y de justicia, objeto de aparato y como uno de los elementos «sin duda más representativos de la Edad Media», dado que ninguna otra producción profana de esa época «suscita tanto interés y fascinación» , explicaron.
De la espada, presente en todas las civilizaciones que practican la metalurgia, de la Edad del Cobre hasta la época contemporánea, la exhibición explora también aspectos técnicos de su fabricación y su forja.
Entre los múltiples usos posibles de ese instrumento formado por lámina, empuñadura y guarnición, el Museo resalta el que fue siempre primordial, «vencer al enemigo y darle muerte», así como su importancia en la educación de caballeros y príncipes.
Actividades que ilustra entre otras piezas con un raro manuscrito de finales del siglo XV, «Tratado de combate», de tradición germánica, y el «Flos duellatorum», del maestro italiano Fiore dei Liberi.
Más allá de la guerra, con espadas como la del último rey de Granada, Boabdil, hecha de acero y adornada con plata, oro, esmaltes y marfil, la espada aparece también como instrumento clave en prácticas de ocio, del esgrima a la caza.
El Museo expone dos de las escasísimas espadas de caza conservadas en el mundo. Una de ellas es la que utilizó a finales del siglo XV Felipe el Hermoso, rey de Castilla y padre de Carlos V.
Presenta asimismo la espada como símbolo y «prerrogativa real en materia de derecho, que sirve para rendir justicia» o es utilizada ritualmente, para armar solemnemente a un caballero o coronar a un rey, recordaron los organizadores.
Destacaron como una de las secciones principales de la muestra la que reúne a espadas «nacionales», muchas de ellas nunca prestadas antes, que en sí mismas encarnan a un país al hacer referencia a uno de sus soberanos.
Entre las más célebres citaron la del que fuese regente de Suecia entre finales del siglo XV y principios del XVI, Svante Nilsson Sture, y la «Joyeuse», nombre con el que se bautizó a la de Carlomagno, rey de los Francos de 768 hasta su muerte, en 814, cuya leyenda narra «La Chanson de Roland» .
Del símbolo histórico y nacional al mito literario y artístico la espada aparece también como objeto mágico, en piezas como las famosas «Durandal» , la espada de Roland, y «Excalibur» . También la de santos como Cosme, Damian, Mauricio y por supuesto Georges, recordaron.
Agencia El Universal