Para compartir las notas que escribió sobre Carlos Monsiváis, llegó hoy a la XXXII Feria Internacional del Libro del Palacio de Minería (FILPM) Georgina García Gutiérrez Vélez, profesora e investigadora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM.
‘El año 2010 fue un año terrible, porque perdimos muchas personalidades del mundo de las letras de México, pero pocas tan sentidas por un público tan grande como Carlos Monsiváis’, dijo la especialista ante el abarrotado auditorio Sotero Prieto del Palacio de Minería.
Sus notas, dijo, se llaman ‘Carlos Monsiváis: El hombre y su obra. 1938-2010’ y comenzó leyendo un epígrafe tomado de la obra de ese escritor, cronista, coleccionista y crítico: ‘Lo que hoy es grilla entonces se llamaba tenebra. El significado no varía. Hay que hacer polaca, compañeros…’.
Ese texto, tomado de la autobiografía de Carlos Monsiváis, dijo la experta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) , recuerda los años del cronista como estudiante de Preparatoria en San Ildefonso.
‘Son fragmentos de la reconstrucción de una época vivida en el Centro de la Ciudad de México, narrados por el mismo autor fallecido’, indicó.
Monsiváis cuenta cómo vivía el Centro Histórico la adolescencia de los estudiantes en el barrio de San Ildefonso, los cafés de chinos, la política estudiantil, los versos leídos ante los murales de Orozco, los cuentos sobre estudiantes pobres que por ser miopes se enamoraban de un maniquí y muchas cosas más.
También los ‘gallos’ a la noviecita santa y las primeras y cósmicas borracheras’, leyó la investigadora universitaria, quien comentó que ‘magistralmente, con una garra narrativa y un lenguaje literario que atrapa por lo original, Carlos Monsiváis escribió su autobiografía a los 28 años’.
Al entregarse a ese ejercicio, narcisista si se quiere, Monsiváis hizo algo más: ‘En vez de inventar un personaje, ´Monsiváis´, ´Monsi´ ironizó sobre sí mismo y se excedió en la verdad sobre su persona. Fue auténtico, sincero y autocrítico en exceso, nada de automistificaciones, sino al revés’.
Apuntó que el autor de obras como ‘Amor perdido’ y ‘Apocalipstick’ caracteriza a una época y a una generación, la suya, pero con la novedad de que lo hace desde una perspectiva critica.
‘Fue un autor que tomó distancias en aras de la objetividad, es decir aprovechó las posibilidades del género de la crónica para biografiarse’, señaló por último la especialista de la UNAM.
Agencia El Universal