Con la entrega de un reconocimiento al maestro Eduardo Matos Moctezuma, investigador emérito del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), iniciaron las actividades conmemorativas por los 70 años de investigación arqueológica en Tlatelolco, uno de los muchos sitios en los que el especialista ha trabajado a lo largo de más de cinco décadas.
En representación de Teresa Franco, directora general del INAH, César Moheno, secretario técnico del Instituto, entregó un diploma a Matos Moctezuma por su destacada labor de investigación en esta zona arqueológica, donde desarrolló uno de sus primeros trabajos como arqueólogo en los años 60, bajo la coordinación de Francisco González Rul.
En una ceremonia realizada en el Ex Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, Moheno destacó la importancia de reconocer la larga trayectoria de Eduardo Matos, quien ha dedicado toda una vida a la arqueología, interesado en sitios como Teotihuacan, Tula, Templo Mayor y Tlatelolco.
“El aliento por la cultura y la belleza que proyectan la existencia y la obra de Eduardo Matos Moctezuma, nos recuerdan nuestro origen y la grandeza de las civilizaciones que nos antecedieron y que hoy nos dan razón de ser”.
El funcionario destacó algunas virtudes que caracterizan el trabajo y personalidad del investigador emérito, entre ellas su compromiso cabal y universal con el trabajo diario, organizado, coherente, de calidad. “Sabe que esa disciplina cotidiana es el mejor camino para alcanzar el conocimiento”.
Asimismo, elogió su capacidad para compartir todo lo que sabe y escuchar aun a los más novatos en sus temas; con paciencia trata de aprender del que menos se piensa y enseña a descubrir con método y calidad los vestigios del pasado.
Una cualidad más —dijo— es su preocupación por difundir sus descubrimientos y las historias que tras ellos se tejen, con su habilidad como gran narrador. Finalmente, César Moheno expresó la gratitud del INAH hacia su magisterio, “que junto con la generosidad son las palabras que mejor lo expresan y califican”.
Luego de agradecer el reconocimiento otorgado por el INAH, y acompañado también por Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología del Instituto, Matos Moctezuma ofreció la conferencia magistral Tlatelolco a través de la historia, con la que comenzó el ciclo de conferencias conmemorativas por los 70 años de investigación en este sitio arqueológico.
“Tlatelolco representa mucho para mí”, dijo el arqueólogo, al señalar que la ciudad gemela de Tenochtitlan despertó el interés de investigadores desde el siglo XIX, cuando un grupo de especialistas reunidos en la llamada “junta colombina” hizo algunas excavaciones en el sitio, con motivo de la celebración del cuarto centenario del Descubrimiento de América.
Pero fue hasta 1944 cuando el investigador Robert Barlow impulsó un proyecto multidisciplinario en Tlatelolco, cuyos reportes de excavación, realizados por Pablo Martínez del Río, fueron reunidos en la publicación Tlatelolco a través de los tiempos.
“Con este trabajo pionero, que culminó en 1948, se logró tener una visión muy completa de Tlatelolco”, comentó Eduardo Matos, quien posteriormente, en la década de los 60, fue invitado por Francisco González Rul a participar en una nueva investigación arqueológica, fruto de la cual fue el hallazgo del Templo de Ehécatl, varios entierros con sus ofrendas, murales y gran cantidad de piezas y textiles.
Una tercera etapa de excavación tuvo lugar en 1987, cuando Matos Moctezuma propuso continuar la investigación para hacer un estudio comparativo de las ciudades gemelas de Tlatelolco y Tenochtitlan, proyecto que estuvo bajo la coordinación de Salvador Guilliem, y el cual arrojó hallazgos muy importantes, entre ellos una escultura de Ehécatl (dios del viento) debajo de una plataforma a un costado del Templo Mayor.
También se refirió a un gran descubrimiento posterior, por medio de un rescate arqueológico, de 17 estructuras arquitectónicas, un conjunto de ofrendas, un palo hincado retenido con lajas y pintado de rojo, una escultura de un hombre con parálisis facial, idéntico a otro encontrado en Templo Mayor, y tres dinteles de madera de más de 2 metros de largo, que permite ver la tecnología desarrollada en Tlatelolco.
“Este sitio fue el último reducto de la defensa indígena mexica, de aquí salió el relato anónimo sobre la conquista española, y también es un lugar emblemático que, a diferencia de Tenochtitlan, conserva su nombre”, concluyó Eduardo Matos Moctezuma, quien también fue reconocido con la entrega de dos reproducciones de piezas arqueológicas por parte del personal que labora en la Zona Arqueológica de Tlatelolco.
El ciclo de conferencias continuará el 5, 6 y 7 de noviembre, además se presentará la reedición de textos sobre Tlatelolco y se proyectarán cuatro documentales sobre las investigaciones en este sitio arqueológico.