El Divino Preso, pieza del siglo XVIII en El Marqués de Querétaro.

Las esculturas articuladas tuvieron un papel fundamental en los ritos litúrgicos de la época virreinal, ya que a través de ellas se daba un mayor dramatismo a las representaciones bíblicas como el Viacrucis y fortalecía la fe de los creyentes. El restaurador Ramón Avendaño, interesado en conocer los mecanismos de movilidad y la técnica de factura de los Cristos novohispanos, hizo una investigación que tuvo como punto de partida la escultura devocional El Divino Preso, pieza policroma del siglo XVIII, de la parroquia de San Pedro, en el municipio de El Marqués, en Querétaro.

El especialista, adscrito al Departamento de Restauración del Museo Nacional de Virreinato, explicó que la figura de tamaño natural (1.60 metros de alto, 51 cm de ancho y 64 cm de profundidad) representa un Cristo de complexión delgada, semidesnudo, herido y encorvado, con los brazos extendidos a los costados, las piernas ligeramente flexionadas, y la cabellera larga, además de tener barba y bigote.

Su investigación, titulada Aproximación a las técnicas empleadas en la factura de cristos articulados, fue reconocida con el Premio Paul Coremans, de Conservación de Bienes Muebles, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en 2016. En ella plantea que durante los siglos XVIII, XIX y la primera mitad del XX, esta pieza se utilizó para representar la escena bíblica de las Tres Caídas durante el Viernes Santo.

“Tenía un efecto teatral muy dramático, pero con el paso de los años se sustituyó y lo que antes se escenificaba con la escultura ahora lo realiza una persona, quien asume el papel de Jesucristo durante la Semana Santa”.

El restaurador precisó que el Cristo tiene una fuerte devoción entre la comunidad de La Cañada, y aunque lo consideran “muy milagroso”, ya no sale a procesión y sólo se utiliza la noche del Jueves Santo; “después de la escenificación de la aprehensión de Jesús, se vela la imagen para denotar su carácter de cautivo, de Divino Preso”.

Las articulaciones que tiene la escultura sirvieron para representar tres momentos iconográficos distintos: Jesús Cautivo o Divino Preso, Ecce Homo (cuando el gobernador Poncio Pilato lo presenta al pueblo según el Evangelio de san Juan 19:5), y como Nazareno, con la cruz a cuestas camino al Calvario.

El Cristo, cuya factura es anterior a 1830, fue tallado en madera y su sistema de articulación incluye piezas metálicas, en algunos casos recubiertas de cuero. Su estructura está conformada por bloques ahuecados en el tórax que ayudan a reducir el peso. El rostro se elaboró con la técnica de mascarilla, que consiste en la incrustación de postizos, como ojos de vidrio y dientes para dar mayor realismo a la imagen.

El Divino Preso fue sometido a análisis fotográficos y radiográficos que sirvieron para identificar tres sistemas móviles: paleta de madera, eje transversal y rótula. En el cuerpo de la talla se observaron bloques independientes que se articulan mediante paletas de madera, como sucede en los codos y en la rodilla izquierda.

Los hombros se sostienen por medio de pernos de metal; el izquierdo tiene una placa metálica que permitía sujetar la cruz cuando la escultura adoptaba su condición de Nazareno. La cadera muestra un eje transversal de hierro que regula su movilidad.

Mediante los estudios se localizó una barra metálica que atraviesa el pie derecho, desde la planta hasta la rodilla, y que mantenía la imagen sujeta a una plataforma. Asimismo, cuenta con armellas en las manos para mantenerlas unidas en su advocación de Divino Preso y para que el Nazareno sujetara la cruz en el momento de las Tres Caídas.

Ramón Avendaño hizo un análisis comparativo con dos esculturas articuladas del siglo XVIII: Nuestro Padre Jesús, perteneciente al Templo de la Compañía, de la ciudad de Guanajuato, y El Señor de las Tres Caídas, de la parroquia de la Inmaculada Concepción, en Ozumba de Alzate, Estado de México.

El Cristo de Guanajuato es empleado para la representación de las Tres Caídas en Semana Santa y guarda grandes similitudes con El Divino Preso, lo que ayudó a explicar el funcionamiento de la talla estudiada que ya perdió movilidad y uso original.

“Nuestro Padre Jesús cuenta con las mismas articulaciones que El Divino Preso, durante la Semana Santa se coloca sobre una anda que cargan 60 personas, ocho de las cuales ponen en marcha el mecanismo desde la parte inferior de la plataforma para representar las caídas”.

El sistema de movilidad de El Señor de las Tres Caídas sigue en funcionamiento, y aunque no es tan similar al Divino Preso “permitió identificar una tipología muy distinta a los otros casos, lo que hace evidente que no existió una sola manera de construir las esculturas articuladas, cada imagen tiene sus características particulares”.

Avendaño propone en su investigación un glosario con once tipos de articulaciones (abrazadera o encaje recíproco, abrazadera y placa, bisagra de placa, cordelería amarre, eje transversal o perno, fosa y bola, piel enlenzado, paleta o galleta de madera plana, paleta o galleta de metal, rótula y tendón y rótula de madera) a partir de lo descrito en distintas investigaciones, así como de los casos que observó, pero considera que se debe de enriquecer y actualizar con ejemplos de otras épocas y regiones del país.

El restaurador, egresado de la Escuela de Conservación y Restauración de Occidente, precisó que la investigación de la técnica constructiva, las funciones y el uso devocional de El Divino Preso, es un punto de partida para la intervención de las esculturas articuladas, en la que propone un lenguaje y nomenclatura para la descripción y acercamiento a este tipo de piezas.