México.- A la mitad de una transitada calle, entre decenas de puestos ambulantes, se localiza el histórico inmueble conocido como la Casa del Hijo de El Ahuizote, cuya fachada recién remodelada sobresale entre las que le rodean. El edificio, en la calle de Colombia 42, en el Centro Histórico, ha sido recuperado de las ruinas para albergar el archivo de los hermanos Flores Magón, cuyos ideales revolucionarios desafiaron al régimen de Porfirio Díaz y precedieron al movimiento armado de 1910.
El inmueble, que ocupaba la redacción del periódico de sátira política El Hijo de El Ahuizote, pondrá a disposición del público un acervo digital en el que se podrá consultar manuscritos, recortes, ejemplares de periódicos, correspondencias, libros y fotografías sobre la vida y legado de Jesús, Ricardo y Enrique Flores Magón.
Se trata de documentos provenientes del Archivo Personal Enrique Flores Magón, del Fondo de Revoltosos que se encuentra en el Archivo General de la Nación (AGN) y de una colección de documentos sobre el Partido Liberal Mexicano (PLM) en el exilio que resguarda la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
De entrada el archivo digital sólo podrá ser consultado in situ, y permitirá darle nuevas lecturas al legado de estos luchadores sociales. “En estos archivos hay muchas historias que no han sido contadas y que deben, si no ser contadas, por lo menos ser salvadas del olvido, del sepulcro archivístico”, dijo Diego Flores Magón, bisnieto de Enrique y encargado del proyecto de rescate del edificio en el que, según consta en una fotografía del 5 de febrero de 1903, los hermanos Flores Magón y los trabajadores del periódico revolucionario colocaron una manta en la fachada con la leyenda: “La Constitución ha muerto”, en referencia a la Constitución de 1857 promulgada por Benito Juárez, y que según ellos Díaz no respetaba.
La decisión de hacer de éste un archivo digital fue porque el proyecto busca ser una especie de antiarchivo, vanguardista y lúdico. “Una consulta digital nos permite liberarla de todo tipo de control y hacerla mucho más fortuita y espontánea. Este proyecto quiere reformular y hasta revolucionar la forma de consulta del archivo; queremos hacer un antiarchivo”, comentó Diego Flores Magón.
El también promotor cultural considera que los archivos convencionales son instituciones sórdidas, inhóspitas y burocráticas, además de que gestionar un acervo físico requiere de mucho control y espacio: “Queremos que este archivo sea lúdico transparente, incluyente, divertido, estéticamente gratificante y cómodo”.
El archivo de su bisabuelo, de casi 15 mil documentos, ofrece una perspectiva inédita sobre el magonismo. “Cuenta muchas historias. Habla de muchos personajes, de épocas, de lugares. Hay muchas fotografías inéditas, documentos muy viejos como del siglo XVIII y mediados del siglo XIX, algunos relacionados con los padres de los hermanos Magón y correspondencias familiares”, explica.
Con la idea de ofrecer nuevas lecturas a este vasto archivo, para la inauguración del Centro Documental Hermanos Flores Magón, previsto para septiembre , se planea exhibir una serie de fotografías, muchas de ellas inéditas, que ilustran el traslado de los restos de Ricardo Flores Magón, desde Kansas (EU) al DF, así como el regreso de Enrique Flores Magón, deportado de Estados Unidos, en 1923. La exhibición, curada por el antropólogo de la Universidad de Columbia, Claudio Lomnitz, buscará ir más allá de lo convencional: “Queremos explotar los materiales para que sea conmovedora, ya que el mensaje del proyecto es que los documentos esconden grandes descargas afectivas y todo eso debe estar representado”, afirmó Diego Flores.
Monumento histórico recuperado
El Centro Documental Hermanos Flores Magón A. C. convivirá con una serie de locales comerciales, ubicados en el patio trasero del inmueble, ya que el predio fue cedido por el Gobierno del Distrito Federal a una asociación de comerciantes antes de conocer que había sido la casa donde se imprimía El Hijo de El Ahuizote.
No obstante, la parte que comprende la primera crujía del edificio ya está lista para acoger en la planta baja un pequeño museo, mientras que en el primer nivel se instalará una sala de consulta con un tapanco que servirá de oficinas, en el segundo piso, salas para conferencias y reuniones, y en la azotea, una cafetería.
El arquitecto Vicente Flores Arias, encargado de la rehabilitación del edificio que permaneció abandonado tras el terremoto de 1985, dice que al nuevo espacio se le dotó de una arquitectura sencilla y fácil de cuidar.
Con una inversión de casi tres millones de pesos, la restauración, a cargo del Fideicomiso del Centro Histórico, será el detonante para la recuperación de este cuadro de la ciudad. “Lo que teníamos ahí era una calle ocupada por el comercio ambulante, un edificio en ruinas a punto de caerse y perderse como monumento histórico y del que nadie sabía nada. Lo que tenemos hoy es una calle abierta, el espacio público en proceso de rehabilitación, otra manera de convivir con los comerciantes, la memoria histórica del magonismo recuperada y el monumento histórico rescatado”, dijo Inti Muñoz, director del Fideicomiso del Centro Histórico.
A la espera de que GDF haga la entrega jurídica del edificio y de que Conaculta transfiera a la asociación civil los 1.5 millones de pesos que prometió, que servirán para dar los último retoques al edificio y amueblarlo, Diego Flores Magón última los detalles para el funcionamiento del centro: “Estoy buscando la financiación de recursos adicionales para la operación anual del recinto. También falta formar un consejo directivo que me ayudará a idear los proyectos museográficos e históricos”.
Agencia El Universal