El idiota de palacio, último libro de Ivy May Dzib, es un recorrido por la circularidad del mal. Creamos algo: que todos actuamos buscando el bien como meta. Concedamos que al final estamos buscando un bien.
¿El conflicto sobreviene al decidir los métodos para conseguirlo, o la meta misma puede estar emponzoñada?
Imaginemos que un militar tiene como objetivo finalizar una guerra que ha durado ya mucho tiempo y ha asolado a la población a la par que ha destruido todo un tejido económico, político y social. Ese general, ha conseguido apresar a los dos criminales más terribles ¿De qué medios tendrá que valerse para conseguir un bien superior que es la paz?
Continuemos imaginando que hay dos posibles líderes, que son hermanos, en condiciones de restaurar la paz en ese poblado; que es el franco anhelo de los dos consolidar la paz que ha conseguido obtener el militar que a estas alturas ha probado ser heroico.
Atestigüemos la entrada a escena de los medios de comunicación, acompañados por su poder de calificar o descalificar a cualquier candidato, según sus intereses.
Y como último ingrediente agreguemos que uno de los hermanos se enamora de la hija del general y el otro de la terrible criminal a la que rescata casi a punto de ser asesinada por el héroe castrense.
Tenemos entonces todo listo para que se desarrolle una tragedia con dilemas al estilo la Roma imperial. Solamente falta aclarar algo que es indispensable: todo lo que se hace es por el bien de la familia y por el bien de los gobernados. Aunque éstos últimos no tengan más destino que pasar de unas manos asesinas a otras iguales.
A lo largo de El idiota de palacio, primera pieza del libro, el lector podrá sentir que reconoce una realidad muy próxima.
Adentrarse en las condiciones del mal, cuya fuente el autor ha identificado en el poder, no es sencillo. Menos cuando el lector no consigue trasladarlo a la fantasía. Todas las obras que conforman este libro apelan sin duda a nuestras horas y nuestros días como país y como ciudadanos.
En Un telescopio que apunta como revólver (relato inusitado para quinceañeras en tres partes), la degradación se cuenta de manera discontinua a partir de la edad de la protagonista. Desde la ingenuidad de los 11 años hasta la crudeza de los casi 15. Una vez más lo que desata el envilecimiento es el pretexto del cariño. o la explicación de que todo se hace por el bien de la víctima.
“La primicia está en poder imitar los estados alterados de la realidad y la conciencia” se apunta en las indicaciones de la obra Reliquias de la carne que parece diatriba. La intencionalidad se centra en describir sensaciones por encima de la anécdota. Contar una historia desde los puntos de vista de los distintos personajes. Es más la intuición la que da forma a esta pieza. No lo que se ve, sino lo que la percepción y la vista sugieren.
Los personajes principales estimulan de inmediato la imaginación: un vendedor de marihuana, una abuela que se encontrarán en un paraje. Recelan uno de otro, pero nunca la extrañeza es total, estamos más próximos a la semejanza de lo que la conciencia cotidiana nos permite entender. Por ello a veces solamente alterándola conseguimos entrar en contacto real.
¿Están ustedes hartos de no conseguir pagar a tiempo las colegiaturas de los colegios privados de sus hijos?, ¿consumidos por no poder darle a sus familias todo lo anhelado?, ¿agotados de hacer colas en los bancos para cobrar un cheque? Pues a olvidarse de todo ello. La empresa que lidera el Gordo en la pieza: Alusión, ofrece y cumple solucionar todo, incluida la inseguridad de su familia. Porque claro, todos estamos dispuestos a todo cuando se trata de ella.
Pero antes de que decidan enrolarse permítanme una anotación solamente: lo que no se dice es también un decir, de ahí la fuerza de la alusión, que es un discurso indirecto. Lo cual abre este texto a las posibilidades del juego de reconstrucción, que el lector deberá jugar.
El idiota de palacio es un libro fulminante y por lo mismo atroz. Vertiginoso conforme nos hunde apenas sin filtros en la terrible realidad de un mundo regido por el mal, donde el mejor pretexto para ejecutarlo es el bien. Y es igualmente doloroso porque no hay escape, reconocemos en cada obra la truculenta vía por donde se resuelven miles de vidas en este país.
El idiota de palacio, el más reciente libro de Ivy May Dzib, es editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
Ivi May Dzib, nació en Mérida, Yucatán, en 1980. Es director del grupo 2012 Teatro; licenciado en literatura latinoamericana por la UADY, es autor de los libros: Historia de los países (Ayuntamiento de Mérida 2014); Consejos para cuidar gatos (Pasos de Gato, 2013); Vivas Pastrana, médico (Dante, 2011); La cuerda que nos mueve y otras obras de teatro (Ayuntamiento de Mérida, 2008); Obtuvo el Premio Estatal de la Juventud 2007 en el área artística.
Ivi May Dzib, El idiota de palacio. Fondo Editorial Tierra Adentro, 2014, 175 pp.