El retorno tricolor en Baja California

El 2010 dejó huella política a partir de las elecciones del 4 de julio en Baja California. El bastión más antiguo del Partido Acción Nacional (PAN) fue arrollado por los priístas.

El triunfo de los candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en los cinco alcaldías y 13 de 25 curules cambió los planes y prioridades de las diferentes administraciones.

De ser oposición, los priístas pasaron a ser mayoría, lo que provocó el regreso de políticos que aguardaron el retorno de su partido al gobierno, tras casi 30 años de hegemonía panista.

Analistas explican que los candidatos del PAN se confiaron en el «descarado» apoyo federal y estatal.
Como ejemplo quedó el espaldarazo que el presidente Felipe Calderón le dio al diputado Carlos Torres Torres para ser candidato de AN a la alcaldía de Tijuana.

Un año antes de las elecciones, Calderón viajó a esta frontera para apadrinar la boda del joven político.
El dirigente nacional del PAN, César Nava Vázquez, confiaba que el triunfo en Baja California sería contundente. Y advertía, «Tijuana es punta de lanza, es bastión, fortaleza y seguirá a la cabeza con Carlos Torres».

El actual delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) también gozó del apoyo gubernamental en la entidad. Los analistas afirmaban en esas fechas que era tanta la confianza de Torres que ni siquiera se esforzó en su campaña.

El panista fue derrotado por Carlos Bustamante Anchondo, quien encabezó la alianza PRI-PVEM.
El resultado electoral cambió el escenario para la elección presidencial de 2012 y la renovación del gobierno del estado en 2013.

Desencuentros de poderes

Desde el inicio de la XX Legislatura, el 1 de octubre, que cuenta con mayoría priísta, quedó de manifiesto la relación que prevalecería entre ese poder y el Ejecutivo, encabezado por el panista José Guadalupe Osuna Millán.

De entrada, el gobernador vetó las reformas a la Ley Orgánica del Congreso.

Luego, la mayoría priísta se impuso al aprobar la aplicación de tasa cero en el impuesto de tenencia vehicular. Tras varios desencuentros, el gobernador aprobó la iniciativa para reducir el gravamen, cuyos precios no superen los 250 mil pesos y apoyó la reforma a la Ley Orgánica del Congreso, con algunas adecuaciones.

Agencia El Universal