
El presidenciable Ernesto Cordero tropezó de nuevo al asegurar que “hace mucho tiempo dejó México de ser país pobre” y hoy es de renta media. Y el líder panista, Gustavo Madero, conminó a sacerdotes católicos a no mezclar de manera inconveniente los asuntos de libertad de credo con la libertad de tener procesos democráticos libres de cualquier injerencia.
Debido a los enredos del PAN-gobierno, en el Estado de México no logró la alianza con el PRD, ni la “alianza común” en Michoacán y su candidato en la entidad mexiquense, Luis Felipe Bravo Mena, ha caído a menos de 14% en preferencias de los votantes.
La población denota hartazgo por la cadena de mentiras expresadas en este sexenio. Y si el secretario de Hacienda quiere ser presidente de la República, al menos debiera pensar lo que dice, en vez de propalar falacias.
Cordero tiene la responsabilidad de las finanzas del país y esa investidura le exige seriedad. Si asegura, como lo hizo, que una familia con ingresos de seis mil pesos al mes puede recurrir a créditos para casa y automóvil, se ridiculiza. A causa de esa mentira le cayó una avalancha de calificativos impublicables.
En días pasados, 134 panistas de clara cercanía con el presidente Felipe Calderón firmaron una carta de apoyo a Cordero, proclamándolo candidato presidencial. Quienes también se sienten con ese derecho soltaron una andanada contra el hacendario por considerar que de Los Pinos recibió el dedazo.
Cordero quiso componer su “destape” y, afirmó, en el país “ya no existe la figura de candidato oficial”. ¿Se le olvidó que Santiago Creel fue el candidato de Vicente Fox y en el seno del PAN lo derrotó Calderón?
En San Luis Potosí, Cordero afirmó que México dejó de ser pobre “hace mucho tiempo” por ser “país de renta media”. De inmediato le llovieron improperios, vía Twitter y Facebook. Ayer intentó rectificar con uno de sus “cuates” de la radio y, dijo, no se debe perder de vista a las familias mexicanas en condiciones de pobreza.
Si Cordero es la mejor carta del presidente Calderón para sucederlo, otra vez se comprueba la ínfima preparación de funcionarios panistas y lo que espera al país en 18 meses más con ellos.
Con la pobreza miente el actual régimen al afirmar que la reduce. El Banco Mundial afirma que más del 50% de los mexicanos (53% de 106 millones) son pobres y 40% de los ingresos totales los acapara 10% de la población la clase rica. Según el Coneval, 54 millones 800 mil compatriotas padecen pobreza. Esto lo niegan los vestidos de azul.
EN EL ÁMBITO POLÍTICO, el líder panista Gustavo Madero está a punto de las lágrimas y prefiere ignorar a Bravo Mena por el rechazo que éste recibe en el Edomex, lo cual explica por qué ambos anhelaban unirse al PRD.
Madero pretendió una alianza del PAN con PRD y PRI, en Michoacán, tal vez para postular a la hermana del presidente Calderón —Luisa María— pero la rechazaron los dirigentes de ambos partidos, Jesús Zambrano y Humberto Moreira, porque cada uno nominará a sus candidatos. Fue otro revés para el blanquiazul.
Algunos comentaristas festinaban la “alianza común” michoacana, igual que cuando daban por hecha la coalición en el Estado de México “para derrotar a Peña Nieto”.
El estado de ánimo del líder blanquiazul fue evidente al dirigirse a los obispos en la Conferencia del Episcopado Mexicano, a quienes planteó practicar la religión, que a cada quien a su juicio convenga, pero ante procesos electorales “libres de cualquier injerencia”. En esto debiera medirse el senador panista, si el clero ha sido aliado de Acción Nacional, de siempre.
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Agencia El Universal