
Ha llegado la respuesta de nuestro Felca querido a los cientos de miles de entes que marchamos el pasado ocho de mayo junto con Javier Sicilia. Ayer le festejó a García Luna el cumpleaños de su orwelliana Policía Federal.
Menos de un mes desde la marcha y el diálogo prometido se quedó en eso, en simple promesa; se ha difuminado al movimiento de Sicilia de todo medio de comunicación “legítimo”, el pseudo estadista Alejandro Poiré contraatacó a nombre del gobierno federal y ahora anda resolviendo los diez mitos sobre el combate al crimen organizado. Ojalá alguno de ellos sea la resolución del mito de la insensibilidad, frivolidad, enajenación y pendejez de la Clase Política en general y de su burbuja de presidencia en particular.
Pero nuestro afamado Felipe no se podía quedar en el simple festejo, sino que además, ensalzó fervorosamente la labor de dicha policía e instó a la juventud mexicana a incorporarse a ella, invitándola a practicar el sacerdocio cívico en sus filas.
Y yo me pregunto, ¿está actuando de manera cívica y sacerdotal nuestro Felca querido al importarle un carajo la marcha ciudadana?, pero a la vez sé que estoy pidiendo mucho. Si no escuchan ni a decenas de niños quemándose, cientos de migrantes siendo descuartizados, millones de padres de familia que sus seis mil pesos al mes no los convencieron más que de meterse con los Zetas.
Sinceramente no esperaba la renuncia de García Luna, pero he de confesar que, en algún resquicio de mi ser, me aferré a la esperanza de que las piedras que tienen por corazones se erosionaran aunque fuese un poquito. Es de la chingada esto de creer.
Ahora si ando, como bien diría Sabines, “En la orilla del aire”; nada más que no tengo una mujer al lado (al menos físicamente), sino una gran desesperanza, una profunda frustración, miles y miles de ejecutados y levantados:
En la orilla del aire
(¿qué decir, qué hacer?)
hay todavía un ejecutado.
En el monte, extendido
sobre la yerba,
si buscamos bien:
un levantado.
Bajo el agua, en el agua,
abre, enciende los ojos,
míralos bien.
Algas, ramas de peces,
ojo de náufragos,
flautas de té,
les cantan, los miran bien.
En las narcofosas, perdidos,
delgados, sombra también
raíces de plata obscura
les dan de beber.
A tu espalda, en donde estés,
si vuelves rápido a ver
los ves.
En el aire hay siempre oculto
como una hoja en un árbol,
un ejecutado.
Espero curarme de mí en unos días…
Clase Política: No te importamos, no nos importas. ¡2 de julio votamos en tu contra! XVII
rodolfo.castellanos@rcmultimedios.mx