“¡Pinta lo que quieras como tú lo ves!”, fue el consejo que Frida Kahlo y Diego Rivera le dieron a Arturo Estrada durante su estancia como estudiante de la Escuela Nacional de Pintura y Escultura “La Esmeralda”, donde la pareja de artistas plásticos impartía clases. Éste y otros recuerdos fueron compartidos por el pintor durante la conferencia Mi pintura mural: origen, importancia y trascendencia, que ofreció en el Museo Nacional de Antropología (MNA), donde hace más de 50 años plasmó el mural Pedimento o manda que se exhibe en la Sala Oaxaca. Pueblos Indios del Sur.
Relató que desde joven, previo a su instrucción académica, se consideraba muy colorista, y en cierta ocasión, cuando se iba a inscribir en “La Esmeralda”, José Clemente Orozco, tras ver algunos de sus dibujos con los que mostraba sus aptitudes artísticas, le dijo incrédulo: “¡Ah, pintas con todo negro!, pero ve a que te anoten”.
“Fue ahí donde primero trabajé con Diego Rivera, posteriormente con José Clemente Orozco y con David Alfaro Siqueiros. De ellos tuve ese aprendizaje práctico, con sus enseñanzas fui consolidando mi idea de que el arte debe ser público y realista para que pueda ser identificado por cualquier persona que lo vea”, afirmó el pintor michoacano.
Arturo Estrada formó parte de un grupo de alumnos de Frida Kahlo, a los que se les conoce como Los Fridos. El artista agradeció la suerte que tuvo de contar con la pintora como maestra, quien lo condujo en su iniciación en la pintura y le dio libertad creativa para que pintara todo cuanto él quisiera; de ella y de Rivera aprendió a situar la pintura al servicio del pueblo.
Frida nos remitía al antiguo Museo Nacional de Antropología para que dibujáramos las piezas ahí expuestas. Su idea era que, para pintar al pueblo de México, primero hay que conocerlo desde sus manifestaciones más antiguas, como los sitios arqueológicos, hasta las expresiones de la cultura popular.
A sus 91 años, afirma que la pintura sirve para expresar sentimientos y dar ideas claras del momento social que a cada uno le toca vivir. “Mi obra es contemporánea y realista, refleja el estado social que vivo”.
El artista plástico refirió que su pintura transita de lo popular a lo culto, basado en un nacionalismo adquirido en su formación, que exalta el valor de la vida cotidiana. El impresionismo, fauvismo, expresionismo, geometrismo y surrealismo han sido abordados por el pintor, quien definió su arte actual como realismo social.
En su ejecución del muralismo, descubrió que pintar un muro es convertir al pintor en un obrero visual, donde la labor pictórica obliga a estar en constante movimiento, observando la ubicación del trazo, la proporción y los efectos formales del color, la luz y la sombra.
“La pintura mural mexicana es considerada arcaica ante el modernismo abstracto capitalista que hoy nos domina como evolución de progreso en la cultura. Confieso que mi obra es realista y figurativa, por estar firmemente convencido de que es el camino razonable para servir como pintor al hombre en su desarrollo social y estético”.
En 1964, previo a la apertura del MNA, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez lo invitó a investigar en Oaxaca las principales manifestaciones artísticas, culturales y religiosas de la zona mixteca y zapoteca. Fruto de esa visita es el mural Pedimento o manda montado en la Sala Oaxaca. Pueblos Indios del Sur, donde se representa el ritual de pedimento, una compleja ceremonia mítica celebrada en el Cerro de la Virgen en Santa Catarina Juquila, donde los peregrinos ruegan ante una gran cruz de madera para obtener buenas cosechas, encontrar trabajo, curar enfermedades, entre otras súplicas.
“En ese viaje a Oaxaca me acompañó la etnóloga Mercedes Olivera. Yo pinté la procesión y el paisaje en la que se lleva a cabo. Llegamos a Juquila el 3 de diciembre y ya había diferentes procesiones, lo que pinté fue una escena de un novenario, antes de la fiesta principal que es el día 8”.
El pintor resalta en el mural el colorido paisaje que enmarcaba la manifestación religiosa: “La capté tal como lo vi, es el realismo absoluto de una época que tal vez ahora ya es muy distinta”. Aseveró que el muralismo pasa actualmente por una crisis, pero pervive acorde con el desarrollo del arte contemporáneo, adaptándose cada vez más entre el expresionismo y el surrealismo.
“El arte en general no está cumpliendo con la función social que desde hace siglos se le ha conferido. Hoy en día lo que se observa es una manifestación del goce estético, la expresión de cada artista sobre cómo ve el mundo. La función del muralismo siempre ha sido pública, por ello siempre tengo presente al espectador para quien pinto; además debe realizarse con formas fáciles, realistas, de identificación en el tema presentado”.
Al finalizar la charla, el director del MNA, Antonio Saborit, le entregó un diploma como reconocimiento por su participación, además de algunas impresiones digitales de su obra.