Eva Mendes confesó que no le gusta seguir las tendencias de la moda y que las tiendas por departamentos le provocan ansiedad. Expresó, además, que ha llegado a reírse de sí misma por los atuendos “tan horribles” que se ha puesto en ocasiones, pero aún así no pierde su enfoque en la moda y trabaja en una línea de ropa para New York & Company, que espera llegue a las tiendas en septiembre.
Durante una entrevista con la agencia de noticias AP, la actriz dijo no sentir presión por lucir guapa cada vez que sale de su casa -según nota de People en Español-.
“Esa es una presión que nunca me impondría porque no me gustaría que otras mujeres sientan esa presión”, afirmó.
“Todos tenemos nuestros días buenos y nuestros días malos. Todos tenemos días en los que nos sentimos de maravilla y queremos lucir fantásticas y días en los que sólo queremos andar en ropa deportiva o jeans y recogernos el cabello en un moño o una gorra. A mí me gusta recogerme el cabello en un pañuelo porque es una manera fácil de lidiar con tu cabello en esos días que no encuentras cómo peinarte y le da a una un toque de elegancia. Así que, por lo general, cuando me vean con el cabello amarrado con algún tipo de pañuelo, en realidad no es que lo hice en busca de un look, sino… que no tuve tiempo de lavarme o arreglarme el cabello”.
Mendes agregó que es la primera en reírse de sí misma y señalar las elecciones de moda tan horribles que ha hecho.
“Hace unos seis años fui al estreno de Ghost Rider en Nueva York y hacía frío, estaba nevando —no sé por qué estoy hablando de esto, creo que estoy tratando de justificar— y me puse mi vestido, pero tuve que arreglarme el cabello y maquillarme en la parte trasera de una camioneta. Era un vestido precioso, pero en conjunto con el modo en que me arreglé, parecía la Princesa Jasmine echada a perder. El vestido strapless color púrpura con collares y el cabello en una trenza realmente elevada… no es un buen look”, sostuvo.
Respecto a cómo es su experiencia cuando sale de compras dijo que lo peor que puede decirle un vendedor cuando entra a una tienda es: «Esto se ha vendido mucho».
“Me gustan las boutiques pequeñas. Me estreso en las tiendas por departamentos. No puedo ir a Target. Me abruma. Es como el Super Bowl de las tiendas. Me gustan las tiendas de artículos de segunda mano más que tiendas de ropa clásica porque en las tiendas que se etiquetan de ‘vintage’ la sola palabra incrementa los precios”, dijo entre risas.