CHICLAYO, PERÚ.— El museo Tumbas Reales de Sipán, recinto inspirado en las antiguas pirámides de la civilización Moche, recibió el jueves a los jóvenes expedicionarios de la Ruta Quetzal BBVA 2011, quienes desde el pasado 16 de junio emprendieron en Perú el trayecto que esta vez sigue los pasos de Baltasar Jaime Martínez Compañón, recorriendo los bosques del Río Marañón y el desierto peruano con el fin de conocer la cultura moche.
En un recorrido por el recinto museístico, los jóvenes pudieron apreciar las más de dos mil piezas de oro exhibidas en las vitrinas dispuestas a lo largo del sitio, cuyo propósito es mostrar la tumba del Señor de Sipán, hallada en 1987 por los arqueólogos peruanos Walter Alva Alva y Luis Chero Zurita.
Sumergidos en una museografía que opta por un ambiente oscuro, con novedosos sistemas de seguridad, ventilación e iluminación, los expedicionarios conocieron las joyas y el ajuar funerario de este importante gobernador moche en la tumba funeraria. Entre muchas otras piezas, destacan estandartes de cobre dorado sobre tela, corona de cobre dorado con símbolos reales, pectorales de conchas, orejeras de oro y turquesas, sonajeras de oro, tocado de algodón y adornos en plumas.
Ubicado en la provincia de Lambayeque, este sitio inaugurado en 2002 y construido por iniciativa del arqueólogo Walter Alva, es un icono arquitectónico regional, según relató el mismo Alba, también director del recinto, que además fue sede de dos noches de campamento para los ruteros.
Además de un paseo por esta joya arquitectónica, la Ruta Quetzal 2011 visitó el Museo Regional Enrique Bruning, ubicado a dos cuadras del parque principal de Lambayeque y a casi 100 metros del Museo de Tumbas Reales del Señor de Sipán. Este museo exhibe las piezas que integran la colección del arqueólogo de origen alemán, Enrique Bruning, quien gracias a su interés por el patrimonio arqueológico de Perú logró reunir a lo largo de 45 años cerca de mil 400 piezas, correspondientes a las culturas Lambayeque, Moche, Chavín, Vicús Inca y otras.
El Museo Regional Enrique Bruning acoge piezas que datan de hace más de 10 mil años, desde la época lítica hasta la colonial, además de que contiene una sala de oro que exhibe hasta 500 piezas.
Pero antes de que los jóvenes fueran conducidos en un viaje al pasado moche, tomaron talleres que personal del museo anfitrión impartió. Guiados por arqueólogos, restauradores, etnógrafos y hasta artesanos locales, los jóvenes aventureros pudieron aprender a hacer registros de material arqueológico, excavación, dibujo, restauración, cerámica y hasta fabricación de tejidos.
Con estas actividades, los jóvenes aprendieron la importancia de preservar el patrimonio arqueológico, así como conocer la grandeza de la cultura moche. Se trata, dicen, de una experiencia única: “Me ha gustado todo, desde los talleres, visita a museos y hasta las duchas a manguerazos. Todo me parece una experiencia para recordar y que se debe vivir alguna vez en la vida”, asegura Gabriela Zamudio -una de las ruteras mexicanas- mientras intenta armar un collar en el taller de textiles que impartieron los mismos artesanos locales.
Para otros, como Diego Armando Romero, también mexicano, la aventura apenas comienza: “Esperamos lo más difícil, aún falta mucho, apenas vamos a la selva donde esperamos más aventura con las caminatas”, dice refiriéndose a las caminatas que los ruteros iniciaron ayer para visitar la zona arqueológica de Kuelap.
La Ruta Quetzal 2011, que cuenta con el financiamiento del gobierno español y el apoyo en México de la Fundación BBVA Bancomer, continuará en los próximos días por la región de Cocachimba, donde visitará la Catarata de Gocta, una de las tres más altas del mundo.
Agencia El Universal