La exposición directa a los rayos del Sol propicia arrugas, ocasiona quemaduras de primer y segundo grados y genera varios tipos de cáncer de piel, advirtió Rosa María Ponce Olivera, profesora titular del Posgrado en Dermatología de la Facultad de Medicina de la UNAM.
Ante la cercanía de las vacaciones de la Semana Santa, la también jefa del Servicio de Dermatología del Hospital General de México de la Secretaría de Salud sugirió evitar el contacto directo con la radiación y protegerse con ropa de algodón, gorra, lentes y bloqueadores.
«Asolearse es como decir: cuántos cigarros me puedo fumar. La respuesta es ninguno. Lo recomendable es no hacerlo», señaló en un comunicado de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La experta explicó que la radiación ultravioleta (UV) se divide en tres fracciones: UV-A, la que más envejece la piel; UV-B, que genera propensión al cáncer en ese órgano; y UV-C, implicada en el desarrollo de varios tipos de carcinoma, y que no se recibían en el planeta porque protegía la capa de ozono.
El primer daño de una radiación indiscriminada es la quemadura aguda, que se genera por una simple exposición. «El efecto de piel roja o ‘ardida’ es una quemadura de primer grado, que pasa a segundo si incluye ampollas», precisó la dermatóloga.
Otra afectación es el bronceado, efecto de defensa de la piel a la radiación, en el que las células del color, llamadas melanocitos, producen más melanina para defenderse de las agresiones, explicó.
De ninguna forma está permitido el tipo natural o cosmético, o salir a una playa, a un balneario, ni recurrir a cámaras de bronceado. «En ambos casos es el mismo daño por radiación ultravioleta», indicó.
La universitaria reconoció que el atractivo de adquirir ese color es una moda, pero no denota buena salud. La piel se arruga pronto y se puede generar neoplasia, reiteró.
El efecto máximo es el cáncer de piel, que se divide en dos tipos. El primero, llamado melanoma, muy maligno, y en 95% de los casos produce lunares grandes con volumen de color café o negro. «Tienen producción de melanina, pero ya cancerosa», explicó Ponce Olivera.
El segundo tipo, continuó, es menos peligroso, pero mutilante, se llama cáncer no melanoma y tiene dos variantes: el carcinoma basocelular y el epidermoide.
El basocelular es el más común y está considerado el menos maligno porque no se expande a otra parte del cuerpo (es decir, no causa metástasis), aunque sí desgasta la piel, especialmente de la nariz y los ojos, expuso.
Agregó que el otro produce una piel gruesa y displásica. «El epidermoide se distingue por la presencia de una cicatriz, lunar o bolita roja con venas, un levantamiento, un hundimiento o una úlcera que no cierra», agregó.
Agencia El Universal