El restaurante Candela Romero, al interior del hotel St. Regis, Ciudad de México, innova con un nuevo concepto que deleita a los amantes del buen comer.
Nombrado el “Festín Gastronómico”, este evento sí que hace honor a su nombre. Todos los sábados, en punto de las dos y media de la tarde, el restaurante Candela Romero, al interior del hotel St. Regis Ciudad de México, hace desfilar más de 20 tiempos. Copas de champaña Mumm y platos de jamón ibérico recorren ilimitadamente por las mesas de los asistentes que disfrutan de las creaciones del chef Alejandro Sánchez.
El jefe de cocina es quien creó este concepto que se trata de una experiencia gastronómica totalmente en vivo. Él va preparando los platos en el momento y los manda a todas las mesas al mismo tiempo. Los platos fuertes incluso los termina de preparar directo en el salón principal para que los comensales puedan ver el emplatado.
Según nota publicada en Forbes Life, su Editora Christin Parcerisa vivió la experiencia que acaba de estrenarse a principios de julio y promete convertirse en una tradición sabatina para quienes quieran gozar de una gran comida.
Amenizada con notas de jazz en vivo, la tarde arranca con un buffet de entradas variadas, aunque predominan aquellas de corte español contemporáneo. Nuestros preferidos son los platos de quesos y las ensaladas servidas en vasos anchos para procurar una porción pequeña que abra el apetito.
El paso de las entradas es uno de los más variados y largos, pues se presentan huevos rotos, bombas de carne molida, pintxos de pollo y una coca de aceitunas, entre otros. Nuestras entradas predilectas fueron los mejillones salteados al wok con jitomate y panceta, y la parrillada de verduras (chayote, cebollín y berenjena).
La música de jazz termina y es remplazada por un repentino silencio y las luces del salón principal se atenúan. Es la señal de que los cuatro platos fuertes (cerdo, pollo, pescado y res), preparados en el horno español la tahona, están por salir. El chef se coloca frente al público con una mesa y afilados cuchillos con los que parte un pollo horneado y lo coloca en pequeños platos que, de inmediato, son repartidos por todas las mesas. El pollo está en su punto, suave y jugoso. No obstante, el lechón es el plato ganador de esta ronda. Suave al interior y crujiente por fuera, sin duda es un imperdible.
La mesa de postres es un edén para los paladares dulces. Vasos con piña y crema, tiramisú, fruta de la pasión y una gran tabla de quesos para aquellos que prefieren los toques salados. El imperdible es, definitivamente, la tradicional Tarta de Santiago. Aunque no llame la atención como las demás opciones llenas de color, es el que seducirá al paladar, con un pan esponjoso y suave.
Aunque aún no se anuncia la fecha exacta, pronto se prevé una versión más corta de este Festín Gastronómico que, en lugar de servir cada uno de los platillos, se realice sólo con platos fríos en la terraza del restaurante. Claro, y también a mitad de precio.
Así que ya lo sabe, si usted es amante del buen comer, prepárese para deleitar su paladar.