México, D.F.- Cuando la temporada de lluvias culmina y las milpas comienzan a dar elotes, los nahuas de la Huasteca veracruzana realizan una ofrenda al maíz nuevo, esta festividad es presidida por dos curanderos que, entre rezos, música y baile, agradecen a las divinidades por haberles otorgado el alimento vital, y a su vez imploran por abundancia y buenaventura para su comunidad.
Este ritual, que se realiza año con año desde tiempos prehispánicos, muestra la estrecha relación entre la cultura nahua y el maíz, en la cual el ciclo agrícola y la planta misma representan una metáfora de la vida humana, en la que el maíz nuevo es visto como un niño que acaba de nacer.
El documental “La fiesta del maíz” se transmitirá este viernes 17 a las 8 de la noche. Se trata del onceavo programa de la serie etnográfica Diversidad, coproducción del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta) y Canal 22.
Los nahuas del estado de Veracruz habitan en 14 municipios de la región norte de la Huasteca, 20 de la región centro Orizaba-Córdoba, y en cinco localidades de la región sur, en el Istmo-Coatzacoalcos. Para estas localidades el grano es un vehículo de interacción entre los humanos y sus divinidades.
De tal manera que con una ceremonia simbólica, estos grupos indígenas dan la bienvenida a una planta que dejó de ser sólo sustento, para convertirse en “la propia carne y los huesos” de los pueblos originarios de México, quienes celebran la llegada del maíz naciente.
De acuerdo con Lita Gaspar, curandera de la comunidad Llano Enmedio, en el municipio de Ixhuatlán, y una de las responsables de que este ritual siga vigente, “el maíz es nuestra carne y nuestra sangre, sin él no tenemos fuerza, además lo consideramos un elemento que brida sabiduría y alegría”.
En este poblado nahua los rituales de agradecimiento se desarrollan en los dos momentos más importantes del ciclo agrícola: el primero, entre los meses de mayo y junio, para solicitar la presencia de lluvia y pedir permiso a los señores de la tierra para sembrar; y el segundo, entre octubre y noviembre, para agradecer la cosecha correspondiente.
“Una vez que la tierra queda ‘preñada’ y nace el maíz, un grupo de campesinos acude a la milpa muy temprano para recoger la primera cosecha, que se encarga de escoger las mejores mazorcas para utilizarlas en el ritual y repartirlas entre la gente”, comentó la curandera nahua.
Posteriormente, los macehuales (gente del pueblo) llevan a cuestas hasta 50 kilos de elotes que trasladan en canastas, los cuales colocan en un altar a manera de ofrenda, en este lugar el maíz nuevo es limpiado y se llena de flores. Luego de danzar al son de la música y agradecer por el alimento vital, las mazorcas se cortan para preparar tamales y otros alimentos.
En esta festividad, la comunidad coloca un altar —que de acuerdo con la cosmovisión nahua representa la entrada al mundo divino— donde se disponen imágenes religiosas, alimentos y veladoras, además de adornos de palma y cadenas de flores de cempasúchil, esta última ligada a la fertilidad.
Durante el ritual se viste a algunos maíces como si se tratara de personas, mediante atavíos con paliacates y listones de colores, así como aretes, collares, flores y velas.
Otro de los elementos presentes en estos altares nahuas son las tiras de papel recortado con figura humana, las cuales representan a Chicomexóchitl o “Siete flor”, que simboliza al maíz joven.
En ese sentido, el curandero Eugenio Ramírez contó la leyenda del maíz: “hace mucho tiempo existió una muchacha huérfana que vivía con su madre y abuela, ella se cuidaba mucho pues no le gustaba meterse en problemas, a pesar de que varios jóvenes estaban interesados en ella, no le hacia caso a ninguno.
“Un día, la joven fue al pozo por agua y vio en el fondo una piedra muy brillante que la cautivó, luego de varios intentos de sacarla con las manos no pudo alcanzarla por lo que decidió meterse para tomarla con la boca y accidentalmente se la tragó, con el paso de los meses se dio cuenta que estaba embarazada.
“A pesar de la furia de su familia, dijo, la joven tuvo a su hijo, un día la abuela enfurecida mató al pequeño y lo enterró frente a su casa, al percatarse que al día siguiente en ese sitio había germinado una planta decidió desenterrarla y maldiciendo la arrojó al río.
“Tiempo después un niño de dos años regresó al lugar buscando a su mamá y al darse cuenta que la comunidad no tenía qué comer encomendó a su abuela limpiar un terreno, él le dijo que iría a ese lugar y no regresaría, pero le encargaba que ocho días después regresara a la milpa y la planta que estuviera en ese lugar debía cuidarla hasta que diera frutos y repartirlos en la comunidad, así fue como nació el maíz”, narró el curandero de Llano Enmedio.
Desde ese entonces la comunidad ve al maíz como un niño que salvó a la población del hambre, al que llamaron Chicomexóchitl y por ello año con año se le rinde tributo con bailes, danzas y comida, para evitar que el pueblo vuelva a padecer este mal.
Los pormenores de “La fiesta del maíz” se transmitirán en náhuatl y en español, este viernes 17 de febrero a las 20:00 horas por Canal 22.