Con la misa celebrada este último lunes dos, día de Santa Teresa de Lisieux, patrona del ejército filipino, en la Catedral Santa María de la ciudad de Marawi, en la Isla de Mindanao, después de cuatro meses en manos de los muyahidines pertenecientes a los grupos de Abu Sayeff y la banda de los hermanos Maute, ambos tributarios del Daesh en el país asiático, aunque no se puede considerar que la reconquista de la ciudad haya terminado.
Si bien la catedral había sido liberada por comandos del ejército el 28 de agosto pasado, la seguridad no se estableció hasta fines de septiembre tras lo que se pudo celebrar dicha misa, en medio de los daños producidos por los combates y las profanaciones practicadas por los ocupantes wahabitas.
A pesar de que el Ministro de Defensa Delfin Lorenzana, había anunciado que los guerrilleros serían expulsados de la ciudad a principio de octubre, durante la misa, que se escucharon ráfagas de ametralladoras y algunas explosiones, ya que los hombres del Califato controlan unas muy pocas manzanas dentro del casco urbano, donde se combate cuerpo a cuerpo.
El General Carlito Galvez, jefe del Comando de Mindanao Oeste (Wesmincom) confirmó que la retoma de Marawi, dejó 749 guerrilleros muertos y 155 miembros de las fuerzas de seguridad filipinas, aunque se prevé que una vez realizadas los trabajo de remoción de los escombros producidos por los bombardeos aéreos y la artillería el número pueda aumentar sustancialmente, al tiempo que informó que los califados aproximadamente unos setenta aún mantienen una cincuentena rehenes en su poder.
Los informes sobre la suerte corrida por el líder de la toma Isnilon Hapilon comandante de la organización Abu Sayyaf, son contradictorios algunas fuente informan que Hapilon, se mantiene en Marawi, mientras que otras insisten en que el emir del Daesh, se ha refugiado en la isla de Basilan, cuna de Abu Sayyaf en la región autónoma musulmana a unos 300 kilómetros de Marawi. Tampoco se sabe con precisión de la suerte de Omar Maute, líder del grupo que lleva su apellido.
Sin duda la toma de Marawi, ahora si será resuelta totalmente en pocas semanas más, aunque la pregunta quizás sea cómo continuara la intentona terrorista no solo en Filipinas sino en todo el sudeste asiático, tras el derrumbe del Daesh en Siria e Irak.
De confirmarse que Hapilon, hubiera alcanzado a refugiarse en Basilan, sería prolegómenos de la continuidad la lucha de Abu Sayeff, que ha conseguido subsistir desde 1990.
Hasta la toma de la ciudad de Marawi de 200 mil habitantes, el 23 de mayo último, su acción más impórtate fue el bombardeó al transbordador de pasajeros, Super Ferry 14, en febrero 2004, que se dirigía a la ciudad de ciudad de Cagayan de Oro, cuando a poco de su salida del puerto de Manila, una carga de TNT de 3.6 kilos escondida en un televisor, estalló iniciando un a incendio que provocó el hundimiento de la nave. El televisor que había sido ubicado en las cubiertas inferiores, que eran las más ocupadas, matando a 116 de los 899 entre pasajeros y tripulantes que trasportaba.
La isla de Mindanao es el epicentro de la cada vez más conflictiva relación con el gobierno central y la comunidad musulmana donde se registran unos seis millones de creyentes musulmanes de un total de 21 millones de habitantes.
La sobrevivencia de Hapilon, podría implicar la sobrevivencia del Daesh, y su intención de establecer una wilayah (provincia del califato) como área de penetración no solo en Filipinas sino en muchas naciones, donde predomina la población musulmana, ya que en el área Asia-Pacifico alcanza casi 900 millones de practicantes.
Si Hapilón hubiera muerto en los combates de Marawi o llegara a ser detenido, su remplazó pondría muy cuesta arriba la creación de un frente en el sudeste asiático, por las característica personales y las mística con que cuenta el emir Hapilon ya que varios de sus capitanes como el propio Abdullah Maute, Otto y Mahdi.
Una victoria con mucho de derrota.
Más allá de la victoria de las tropas de Manila, tras más de 120 día de combate, por recuperar Marawi, para los ganadores tiene demasiado sabor a derrota, mientras que para los vencidos es todo lo contrario.
La desigual batalla entre una unidad guerrillera, frente a la parafernalia de un ejército regular, al que no le faltó apoyo logístico, táctico, material e incluso de efectivos norteamericanos, redundará en mucho en el ánimo victorioso de los integristas, al tiempo que para el ejército y fundamentalmente para el presidente Rodrigo Duterte, quien llegó apena un año atrás al gobierno, con un discurso de mano dura contra los narcotraficantes, dealers y adictos, y que según se dice ya fueron ejecutados extra judicialmente unos 5 mil presuntos “culpables”, ahora también está siendo acusado el mismo de corrupción, mientras su hijo y su yerno ya han sido denunciados y están siendo investigados por una comisión del congreso.
Estos cuatro meses han significado un desgaste política para el presidente mucho más importante que las acusaciones de las ejecuciones y sus hechos de corrupción, al punto que se han detectado serias molestias en unidades del ejército, ya que mientras muchos de sus camaradas luchaban y se inmolaban contra los califados de Hapilon, en Manila se producían grandes negociados y para peor con tríadas (mafias) chinas involucradas en el narcotráfico.
Marawi, ha representado una vergüenza para Manila, incluso se cree el Ministro de Defensa, Delfin Lorenzana, el jefe de las Fuerzas Armadas General Eduardo Ano y el jefe de Inteligencia General Santos, podrían ser rápidamente removidos de sus cargos, tras las innumerables y desacertadas predicciones de los funcionarios, que apenas de comenzar el conflicto habían asegurado que los rebeldes serían limpiados de la ciudad en apenas días. Desde ese principio, casi semanalmente, daban una fecha para la recaptura de Marawi, a la que solo en días tenían que postergar.
Estas marchas y contra marchas fueron demasiadas para el periodismo y la opinión pública por lo que una vez callados los fuegos sobre Marawi, toda la atención se concentrara en el Palasyo ng Malacañan la residencia oficial del presidente.
Marawi, obligará a Duterte a reconsiderar las relaciones con Washington, que durante los últimos meses de la presidencia de Obama, se había deteriorado debido a las denuncias del entonces candidato y hoy presidente filipino, tras lo que intentaría un acercamiento a China, hay que recordar que la toma de Marawi a Duterte lo sorprendió en una visita oficial a Rusia. Por lo que una vez más el accionar terrorista beneficia las políticas regionales de un país que parecía estar alejándose de los caminos señalados por el Departamento de Estado. Aunque algunos analistas consideraron que con la llegada del magnate republicano a la Casa Blanca las relaciones Duterte y Trump, podrían mejorar debido a lo afecto que son ambos a la “elegancia y la sutiliza” para resolver ciertas las cuestiones.
Tras Marawi, y debido al apoyo prestado por Estados Unidos podría producirse un enfriamiento con China y Rusia, a quien Filipinas iba a comprar armamento y este interés derive ahora hacia los Estados Unidos. Y ya se prevé no solo por cuestiones militares sino también políticas, que Duterte intente acercarse a Trump y pare esto que mejor que una buena compra de armamento norteamericano.
Así todo, China había comprometido inversiones en Filipinas vinculadas a proyectos productivos. Pekín puede dar a Manila miles de millones de dólares para infraestructura. Mientras Washington, podría asistirlo en su lucha contra el terrorismo, aunque es difícil esta complementación tras el aumento de la tensión entre Trump y el presidente chino Xi Jinping, que como se sabe cuenta con mucha más paciencia que el neoyorkino y sabe esperar el momento adecuado para todo.
*Guadi Calvo es escritor y periodista argentino. Analista Internacional especializado en África, Medio Oriente y Asia Central. En Facebook: https://www.facebook.com/lineainternacionalGC.