El acuerdo global de hace cinco años para reducir la deforestación para 2020 y detenerla en 2030 fracasó y, lejos de disminuir la pérdida de bosques, la tasa anual total se aceleró en 44 por ciento, más de 26 millones de hectáreas, es decir un área del tamaño de Reino Unido.
En la cumbre climática de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de 2014, medio centenar de países miembros, más de 50 multinacionales, la sociedad civil y organizaciones de pueblos indígenas adoptaron la Declaración de Nueva York sobre los Bosques (NYDF, por sus siglas en inglés).
El compromiso era reducir a la mitad la pérdida anual de bosques naturales para 2020 y lograr la deforestación cero en 2030, sin embargo, según un reporte sobre los resultados logrados en cinco años el objetivo no se cumplió y, al contrario, la tala de bosques se aceleró a un ritmo alarmante. La evaluación señala que la acelerada tala de bosques insustituibles es alarmante, ya que sirven como sumideros de carbono invaluables, además de que esta situación amenaza seriamente los esfuerzos por evitar el cambio climático.
“Cada año la humanidad pierde un área de bosques equivalente al territorio de Gran Bretaña”, advirtió el reporte, y añadió que “la detección de la pérdida de bosque primario tropical húmedo aumentó en 44 por ciento en relación con el periodo de referencia de 2002–2013”.
“En promedio, la pérdida anual de la cubierta de los árboles tropicales entre 2014 y 2018 emitió 4.7 gigatoneladas de dióxido de carbono por año, más que todas las emisiones de gases de efecto invernadero de 2017 de la Unión Europea (UE). Casi la mitad de estas emisiones ocurrieron en bosques primarios tropicales húmedos”.
De acuerdo con el informe, solo 26.7 millones de hectáreas de bosque se lograron restaurar en las últimas dos décadas, lo que equivale a los árboles que se pierden en solo un año.
Los bosques cubren cerca del 30.7 por ciento de la superficie de la Tierra, unos cuatro mil millones de hectáreas, y son el hábitat de más del 80 por ciento de las especies terrestres de animales y plantas, que se están perdiendo junto a valiosos sumideros de carbono para combatir el cambio climático.
La selva amazónica, bosques europeos y del sur de Asia, así como la Cuenca del Congo y Australia están sufriendo la deforestación, con la tala de bosques para la agricultura y la ganadería como una de sus principales causas, seguida de los incendios y la falta de compromisos.
Brasil, Bolivia, Colombia y Perú han registrado pérdidas mayores de sus bosques en los últimos cinco años. Tan solo en la amazonia brasileña la deforestación aumentó 88 por ciento en junio pasado, respecto al mismo mes de 2018.
Mientras en África y la Cuenca del Congo, la pérdida de bosques se duplicó, al igual que en los asiáticos Indonesia, Malasia y Camboya.
NTX/DAS/