En México, cuatro de cada 10 personas mayores de 15 años están en situación de “rezago educativo”, esto es que no concluyeron estudios de educación básica: son analfabetas, no terminaron la primaria o la secundaria y esa situación los hace enfrentarse en condiciones de desventaja en el mercado laboral, con ingresos promedios de entre seis y ocho pesos por hora laborada, mientras que una persona que alcanza estudios universitarios logra ingresos de 56 pesos la hora, según estimaciones de la Secretaría de Educación Pública.
El número de mexicanos con capacidades mínimas de educación se incrementó más de 3.6 millones de personas en las últimas dos décadas, al pasar de 29.7 millones a 33.4 millones, informó el Instituto Nacional de Educación para los Adultos.
El que no sepan leer y escribir o que no hayan terminado la primaria o la secundaria significa que enfrentan mayores posibilidades de estar desempleados, recibir bajos salarios o trabajar sin prestaciones y también carecen de conocimientos mínimos para procurarse formas de vida saludables como elegir alimentos al comprarlos, lavarse las manos, los dientes o hervir el agua.
Lograr estudios de nivel básico hace que aumente el interés por mantenerse informados sobre asuntos políticos y encontrar soluciones a conflictos de su entorno inmediato, refiere la Evaluación de Impacto del Modelo Educación para la Vida y el Trabajo realizado por Investigaciones Sociales, Políticas y de Opinión Pública solicitada por el INEA.
“Es una desventaja educativa para la empleabilidad y hace que cuando logran su inserción laboral, sea en el mercado informal o en actividades como la delincuencia organizada y esto último es lo que debería llamar la atención más allá de los discursos”, asegura Roberto Rodríguez Gómez, miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Lo que más preocupa a la SEP es que 44% de los 33 millones 403 mil personas en rezago tienen entre 15 y 39 años de edad.
El último reporte del INEA refiere que existen seis millones de mexicanos en condición de analfabetismo, 10 millones más que no concluyeron la primaria y otros 17 millones de jóvenes y adultos que truncaron sus estudios en la secundaria.
Si bien el número de analfabetas en el país se mantiene en torno a los seis millones de personas desde la década de los 70, el grupo de personas que no concluyeron la secundaria sumaron más de 2 millones 680 mil personas, según las cifras de rezago educativo.
Para disminuir este problema, el secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio, anunció que a la par de que se realizará la preinscripción de niños a la educación básica, se levantará un primer censo nacional de escolaridad de los padres de familia para “promover que quienes no hayan concluido la primaria o la secundaria, o incluso que no sepan leer o escribir, puedan retomar los estudios y concluyan su educación básica”.
Lujambio Irazábal convocó a los gobiernos estatales para que en 2011 se pueda concretar una estrategia nacional para la retención y la no reprobación de los alumnos de secundaria.
El estudio “El analfabetismo en América Latina una deuda social”, elaborado por el Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina, del Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación, estima que en México la desigualdad en el acceso de oportunidades educativas hace que existan tres analfabetas en zonas rurales por uno en las zonas urbanas.
“El número de personas adultas que carecen de competencias mínimas necesarias en escritura, lectura y cálculo elemental se torna en un indicador crítico de la situación de inequidad existente en Latinoamérica y en una evidencia de la deuda que todavía tienen los Estados y el conjunto de la sociedad con una importante parte de ella”, señala el informe.
Con base en un diagnóstico de la Subsecretaría de Educación Básica, se estima que un millón 200 mil adolescentes reprueban o abandonan la escuela en ese nivel educativo cada año.
Es con un grupo de ellos y de los que abandonan o reprueban la primaria, que el INEA recibe cada año a 630 mil niños y jóvenes que se suman al “rezago educativo fresco”, reconoce el Instituto.
Para el especialista Roberto Rodríguez Gómez, el gobierno “no está a la altura de la problemática, sus acciones son deficientes y pobres a lo largo de la historia la alfabetización, sólo ha formado parte de la liberación del servicio militar obligatorio o del servicio social de algunas universidades”.
El rezago educativo en México “requiere que se le dé prioridad, atención y eso se refleje en el dinero que se le destina. Emprender una acción de este tipo podría ofrecer, incluso, oportunidades de empleo a los jóvenes y el alfabetizador sería un profesional y no una labor altruista”.
El INEA señala que el promedio nacional del costo por alumno es de 5 mil 400 pesos, pero varía de una entidad a otra.
Agencia El Universal