En su primera misa de Nochebuena el Papa Francisco aseguró hoy que la Navidad es la luz que disipa las tinieblas y Jesús no es un «maestro de sabiduría» o un ideal inalcanzable, sino el sentido de la vida de los cristianos.
El pontífice presidió la eucaristía de la Nochebuena, que inició poco después de las 21:30 horas local (20:30 GMT), ante más de cuatro mil personas en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
En su reflexión el Papa Jorge Mario Bergoglio partió de la profecía de Isaías en la que «El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande».
Un pasaje que no deja de conmover porque no se trata de algo emotivo o sentimental, sino que refleja a la cristiandad como un pueblo en camino, que se mueve en medio de las tinieblas y las luces, dijo.
«En esta noche, cuando el espíritu de las tinieblas cubre el mundo, se renueva el acontecimiento que siempre nos asombra y sorprende: el pueblo en camino ve una gran luz», indicó.
Una luz que invita a reflexionar en este misterio, «el misterio de caminar y de ver», señaló.
Sostuvo que en este caminar, Dios siempre acompaña, mientras el pueblo, en cambio, en su andar alterna momentos de luz y de tinieblas, de fidelidad y de infidelidad, de obediencia y de rebelión, momentos de pueblo peregrino y de pueblo errante.
Según el pontífice, también en la historia personal de cada uno se alternan momentos luminosos y oscuros, luces y sombras.
«Si amamos a Dios y a los hermanos, caminamos en la luz, pero si nuestro corazón se cierra, si prevalecen el orgullo, la mentira, la búsqueda del propio interés, entonces las tinieblas nos rodean por dentro y por fuera», estableció.
El Papa indicó que en la Nochebuena, como un haz de luz clarísima, resuena el anuncio: «ha aparecido la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres».
Señaló que la gracia aparecida en el mundo es Jesús, nacido de María Virgen, Dios y hombre verdadero, que ha entrado en la historia y ha compartido el camino de los seres humanos, «vino para librarles de las tinieblas y darles la luz».
Francisco aseguró que Jesús es el «amor hecho carne», no sólo un maestro de sabiduría, no es un ideal al que se tiende y que está distante, sino que es el sentido de la vida y de la historia que ha puesto su tienda en la humanidad.
Recordó que fueron los pastores los primeros que recibieron el anuncio del nacimiento de Jesús, fueron los primeros porque eran de los últimos, de los marginados. Y fueron los primeros porque estaban en vela aquella noche, guardando su rebaño.
«Con ellos nos quedamos ante el niño, nos quedamos en silencio. Con ellos damos gracias al Señor por habernos dado a Jesús. Tú eres inmenso, y te has hecho pequeño, eres rico, y te has hecho pobre, eres omnipotente, y te has hecho débil», exclamó.
«Que en esta noche compartamos la alegría del evangelio: Dios nos ama, nos ama tanto que nos ha dado a su hijo como nuestro hermano, como luz para nuestras tinieblas. El señor nos dice una vez más: ?No teman?. Y también yo les repito: No teman. Él es nuestra paz», subrayó.
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