A partir de su llegada a México en 1961, Gabriel García Márquez prestó atención especial a todo cuanto representara el pasado y el presente cultural del país que le dio acogida.
Percibió de inmediato que las raíces de México son las que se hunden más profundamente en la entraña histórica de las civilizaciones de Iberoamérica e hizo suya la herencia y muchas de las costumbres que los mexicanos hemos conservado.
Amó tanto la naturaleza de México como la feraz variedad del paisaje de su natal Colombia. Identificó su pueblo con el nuestro y fue la lectura de Juan Rulfo lo que afirmó para siempre su vocación de novelista.
Todo lo que el INAH descubre y preserva fue para García Márquez motivo de azoro emocionado y de respeto irrestricto. Entre nosotros trabajó en la creación de su obra imperecedera y fue aquí donde eligió morir.
El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se une al duelo por su ausencia lamentando la pérdida de un escritor tan cercano a sus tareas.