La visión que tienen los inversores sobre dos de las mayores empresas tecnológicas del mundo está cambiando dramáticamente.
Apple, que hasta hace pocos meses era la estrella de Wall Street gracias a las ventas masivas de sus iPhones y iPads, es ahora testigo de la caída de sus acciones en bolsa.
Mientras tanto, Google da a los inversores la impresión de ser una empresa con poco margen de error -según nota de BBC Mundo-.
Las acciones de Apple cayeron a su nivel más bajo en más de un año el 4 de marzo, y apenas se han recuperado desde entonces, reflejando la tendencia que ha visto desaparecer el 40% del valor de sus acciones en los últimos seis meses.
Pero las acciones de Google han seguido la ruta opuesta; remontando a niveles históricos en marzo y manteniéndose no muy por debajo de ese nivel en los últimos días.
Aparatos no tan mágicos.
«La subida de Google es un espejo del declive de Apple», dice Colin Gillis, analista tecnológico de la firma BGC Financial.
Google no fabrica aparatos, pero está asociado con varios fabricantes asiáticos.
Los inversores, considera Gillis, están enfocados en el crecimiento a futuro de las fuentes de ingreso.
Por un lado, los campos de Google parecen estar sembrados de ideas de productos que podrían ser muy rentables en los próximos años, mientras que Apple apenas ha revelado de dónde sacará estos ingresos. Apple nunca lo hace.
«Históricamente, el secretismo ha sido algo positivo para Apple. Ahora es algo negativo», puntualizó.
La incertidumbre ha minado la confianza de los accionistas, pero sus problemas podrían ser aún más profundos.
«El sufrimiento de Apple refleja un problema más amplio», dice James McQuivey, de la firma consultora Forrester Research.
James McQuivey de Forrester Research afirma…
«Los aparatos ya no son lo más importante. Lo que importa ahora es la relación entre servicio y cliente».
Desde su punto de vista, lo que importa cada vez más a los compradores de aparatos no es tanto los aparatos en si mismos, ya que se asume que las marcas rivales son bastante buenas, sino la calidad de los programas y los servicios que proporcionan.
«Apple hace esto bien también», dice McQuivey, refiriéndose al éxito de la biblioteca de música iTunes y las ventas de aplicaciones para sus aparatos.
El problema, dice, es que aunque sus programas y servicios son exitosos, es improbable que generen beneficios por el incremento en ventas de iPhones y iPads, que fue lo que impulsó las acciones de Apple el pasado año.
«Los inversores impulsaron las acciones porque creían en la magia de los aparatos de Apple», explicó. Sin embargo, esta magia parece estar desvaneciéndose.