ara una hamburguesa que cuesta más de 300.000 dólares, uno esperaría que incluyera papas fritas y un refresco, pero no se trató de una hamburguesa común y corriente.
En una degustación pública en Londres, dos voluntarios probaron el lunes la primera hamburguesa de carne creada en el laboratorio a partir de células troncales de res.
Ellos mordieron y masticaron, pero esperaban que tuviese más sabor. Los voluntarios dijeron el lunes que la hamburguesa tenía la textura de la carne, pero que le faltaba sabor debido a la falta de grasa.
Mark Post, cuyo equipo de la Universidad de Maastricht desarrolló la hamburguesa luego de cinco años de investigación, dijo esperar que esta hamburguesa ayude a resolver la crisis alimentaria y a combatir el cambio climático, pero esa meta, en el mejor de los casos, es a largo plazo.
Serguei Brin, cofundador de Google, se presentó por video en la actividad y anunció que ha financiado el proyecto de 250.000 euros (330.000 dólares) por su preocupación por el bienestar de los animales.
«Yo diría que se parece mucho a la carne normal», dijo la nutricionista austríaca Hanni Ruetzler, uno de los voluntarios en la degustación. Los dos desecharon el pan y los tomates para concentrarse en la carne.
«No tiene grasa, es magra, pero se come como una hamburguesa convencional», opinó el periodista estadounidense Josh Schonwald, quien agregó que por lo general no come hamburguesas, como ocurrió el lunes, «sin salsa de tomate, cebolla, jalapeños o tocineta».
La degustación del lunes ocurrió tras cinco años de investigaciones, un paso clave para hacer de la carne de laboratorio un fenómeno culinario. Post lo calificó de «un buen comienzo».
INF./TELEFONO ROJO