Un equipo internacional de investigadores se encuentra en el Ártico en busca de hollín. Con frecuencia este mar congelado es visto como un enorme territorio blanco y vacío, pero los científicos creen que una delicada capa de hollín, invisible en su mayor parte, está causando que absorba más calor.
Quieren descubrir si ésa es la razón principal del reciente y veloz calentamiento del Ártico, lo cual podría tener un impacto a largo plazo sobre el clima del mundo.
El hollín, o carbono negro, es producido por los motores de automóviles y camiones, aeronaves, incendios forestales y las estufas a base de madera o carbón.
«El Ártico funge como el aire acondicionado del planeta», explicó Patricia Quinn, de la Administración Nacional de los Océanos y la Atmósfera (NOAA, por sus siglas en inglés), una de las participantes en la investigación.
El calor proveniente de otras partes de la Tierra pasa al Ártico al circular en el aire y el agua de los océanos, y al menos algo de ese calor puede irradiarse al espacio. Al mismo tiempo, el hielo y la nieve reflejan parte del calor proveniente del Sol -que en otros lugares tiende a ser absorbido-, lo cual permite que los casquetes polares sirvan como agentes de enfriamiento para la Tierra.
Pero eso podría estar cambiando. En los últimos años, el Ártico ha estado calentándose con más rapidez que otras regiones y, señaló Quinn, su «calentamiento no sólo tiene implicaciones para los osos polares, sino para todo el planeta».
El reducir la emisión de dióxido de carbono y de otros gases es la base de cualquier esfuerzo para combatir el calentamiento, tanto en todo el mundo como en el Ártico, dijo Quinn.
Los estudios indican que reducir la concentración de contaminantes de corta vida, tales como el hollín, reducirá la tasa de calentamiento en el Ártico con mayor rapidez que los recortes en las emisiones de dióxido de carbono y otros gases generadores del llamado efecto invernadero, que permanecen mucho más tiempo en la atmósfera, dijo. «Este es un enfoque para ganar tiempo», agregó.
En febrero, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente exhortó a recortar las emisiones de hollín por diversas razones, entre ellas el daño a la salud humana al inhalarlo y el posible calentamiento de las regiones polares.
Otros también han planteado sus temores por la contaminación con hollín. El Consejo del Ártico, que representa a los ocho países con costas en este mar, está decidiendo si buscará que otras naciones reduzcan sus emisiones de hollín, y en sus deliberaciones utilizará datos recabados por el proyecto internacional de investigación.
Ese equipo incluye a científicos de Noruega, Rusia, Alemania, Italia y China. Estos están trabajando desde Svalbard, Noruega, un grupo de nueve islas montañosas cubiertas de nieve y hielo dentro del Círculo Polar Ártico, ubicadas aproximadamente a la mitad de la distancia entre el extremo norte de Noruega y el Polo Norte.
Alguna vez utilizadas para la caza de ballenas, ahora las islas son hogar de focas, renos y zorros del Ártico, así como unas 2.000 personas que se ganan la vida a partir de la minería de carbón y de ser anfitriones de investigadores y turistas resistentes a los climas extremosos.
Los científicos darán seguimiento al movimiento del carbono a través de la atmósfera, su sedimentación sobre superficies de nieve y hielo, y sus efectos en el calentamiento del Ártico.
Dos aeronaves no tripuladas de la NOAA recopilarán hollín en el aire, y una nave noruega estudiará la capacidad de la superficie para reflejar el calor. Los investigadores también tomarán muestras de nieve y utilizarán globos para analizar las sustancias químicas en la atmósfera.
El hollín se calienta en la atmósfera al absorber el calor del Sol, explicó Quinn, que trabaja en el Laboratorio Marino Ambiental del Pacífico de la NOAA en Seattle, Washington.
Y aunque puede ser invisible sobre la superficie de la nieve, incluso un poco de hollín puede significar un menor reflejo de energía.
Tim Bates, quien encabeza al contingente de la NOAA junto con Quinn, equiparó el proceso con vestir una camisa negra en un día soleado. «Si uno quiere estar más fresco, usaría una camisa de color claro que refleje el calor del Sol», señaló.
Cuando el carbono cubre la nieve y el hielo, la radiación es absorbida y no reflejada. Durante los últimos 100 años, la temperatura en el aire sobre la superficie del Ártico se ha incrementado aproximadamente el doble de rápido que la tasa promedio mundial, señaló Quinn en una entrevista vía correo electrónico.
«Durante los últimos 50 años, las temperaturas promedio anuales del aire en la superficie han aumentado de 2 a 3 grados Celsius (3.6 a 5.4 grados Fahrenheit) en Alaska y Siberia.
La temperatura promedio anual en todo el mundo ha subido aproximadamente 0.7 grados C (1.3 F) durante el mismo período de tiempo».
El hecho de que el Ártico se esté calentando ha dado como resultado que la nieve y el hielo se derritan antes en la primavera, que la temporada de deshielo sea más larga y que se reduzca la extensión del hielo en el mar, señaló.
Eso ha generado preocupaciones en torno a la supervivencia de los osos polares, que dependen del hielo para poder cazar. La investigación en Noruega continuará hasta mediados de mayo. Posteriormente los equipos pasarán meses analizando sus datos y reportarán los resultados en reuniones científicas y en revistas.
Agencia El Universal