A tan romántico, pero poco dichoso resultado llegaron investigadores de la Universidad St. Andrews luego de seguir la trayectoria de 58 mil parejas durante quince años.
El estudio, que se publicará en la revistaEpidemiology, ha revelado que el 40% de los hombres y el 26% de las mujeres fallecen en los tres años posteriores a la muerte de su ser amado.
«Es una demostración clara de que los factores sociales, como el perder a una pareja, tienen un impacto directo en la esperanza de vida de los viudos, lo que se suma a los factores individuales», explica el profesor Paul Boyle, director de la investigación.
Durante años, los científicos han sospechado que esto se debe a que las parejas comparten estilos de vida similares y, por tanto, están expuestas a los mismos riesgos de salud que, tarde o temprano, les pasan la cuenta.
En la investigación se evaluó una amplia gama de causas de muerte, como el cáncer, otras enfermedades, el abuso de alcohol, el tabaquismo, e incluso suicidios. Pero aún teniendo en cuenta estos factores, los científicos encontraron «pruebas contundentes» de que muchos viudos y viudas eran más propensos a morir después de perder a su cónyuge.
«El mensaje clave es que no importa cuál es la causa de la muerte ya que todavía hay un efecto de la viudez que no conocemos por completo», agregó Boyle. Y que claramente es más fuerte en los hombres.
Ellos y la viudez
Parte de ese efecto está en aspectos psicológicos, precisa Fernando Urra, de la Sociedad Chilena de Psicología Clínica. «Los hombres tenemos menos herramientas para el manejo de situaciones de duelo que las mujeres; ellas desde pequeñas se acostumbran a hablar de afectos y a expresarlos con más precisión».
Así, ellas procesan la viudez con más facilidad que los hombres, agrega el psicólogo.
«Tienen más conductas adaptativas y recurren a redes sociales y otros apoyos; al hombre le cuesta más, queda más ensimismado y vive depresiones más profundas».
Opinión que comparte el sociólogo Rodrigo Larraín, de la Universidad Central. «Las mujeres viudas tienden a buscar la realización personal, vuelven a trabajar o retoman actividades que les gustaban. Al hombre viudo, en cambio, tiende a desarmársele la vida, porque se apoyan mucho en su pareja. Entonces el sentido de la vida empieza a evaluarse negativamente».
De todas formas, para ambos géneros la experiencia es traumática si no logran proyectarse, lo que los lleva a depresiones e incluso a «morir de pena», debilitándose física y emocionalmente.
En los hombres se suma otra desventaja: ellos viven, en promedio, menos que las mujeres.
Esto se debe, entre otras cosas, a que tienen más conductas de riesgo en su vida (tabaquismo, alcoholismo, accidentes), así como a que no consultan al médico en forma frecuente como las mujeres. Entonces tienen más riesgo de llegar a un diagnóstico de enfermedad en etapas tardías.
En la investigación inglesa se advierte que si bien la mayoría de las personas logra retomar su vida al cabo de seis meses de la pérdida, el «efecto viudez» puede acechar por hasta diez años.
A cualquier edad
Los autores del estudio precisan que el «efecto viudez» no sólo afecta a los matrimonios ya entrados en años, sino que también puede observarse en parejas de 30 o 40 años.
Un caso aún latente es el de la actriz estadounidense Brittany Murphy, quien murió en diciembre de 2009 a los 32 años, debido a una neumonía mal tratada. Cinco meses después, su marido, el guionista británico Simon Monjack de 40 años, sufrió un paro cardíaco.
«Nuestro estudio entrega evidencia muy fuerte de que existe este efecto y que las personas que quedan viudas deben tener un mayor apoyo porque se encuentran en una situación de vulnerabilidad muy grande», concluye Boyle.
Agencia El Universal