Un mural excepcional por sus dimensiones, técnica de manufactura e historia dentro del corpus de la obra del grabador y dibujante Leopoldo Méndez (Ciudad de México, 1902-1969), será exhibido nuevamente a partir de este jueves en el vestíbulo del Auditorio Salvador Toscano, del Centro INAH Hidalgo, en Pachuca.
La obra de 32 metros cuadrados lleva por título El maguey: mito y realidad, y fue elaborada en 1964 a pedido del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), para ser exhibida en la sala etnográfica del Museo Nacional de Antropología, dedicada a los otomíes e inaugurada en septiembre del mismo año.
Miembro de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR) y, posteriormente, fundador del Taller de la Gráfica Popular (TGP), Leopoldo Méndez está considerado uno de los más destacados dibujantes, ilustradores y grabadores del siglo XX en México.
Rodolfo Palma Rojo, director del Centro INAH Hidalgo, informó que el mural fue encontrado en el almacén de la dependencia, y que al percatarse de su enorme valor artístico e histórico, buscó su puesta en valor y dotar al vestíbulo del Auditorio Salvador Toscano con un bastidor metálico para recibir la obra constituida por 47 paneles de caoba, trabajados con la técnica de xilografía.
Señaló que aunque el mural no está concluido del todo (en algunas secciones se ve el trazo con lápiz graso), es de una gran expresividad y compromiso social, porque tiene el tema del cultivo del maguey en el Valle del Mezquital, de donde se obtiene la fibra de ixtle para la elaboración de atuendos, textiles y objetos de uso cotidiano.
Historia de un mural
No obstante haber compartido época con ilustres muralistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, Méndez realizó contados murales (nueve), de los cuales en la actualidad sólo se conservan dos: El maguey: mito y realidad, en posesión del INAH, y Juego de Luces, realizado en 1949 para Nacional Financiera (Nafinsa), explica Laura González Matute, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas (Cenidiap), del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).
En el texto del catálogo de la exposición Leopoldo Méndez: el privilegio del dibujo, realizada en el Museo Mural Diego Rivera con motivo del centenario natal del artista, González Matute precisó que el mural El maguey: mito y realidad, se realizó en 1964, cuando la Dirección de Obras del Museo Nacional de Antropología le encargó a Méndez que realizara una obra para complementar la museografía de la sala dedicada a los otomíes.
La historiadora de arte agregó que, en 1969, después de la muerte del artista, el mural fue pedido en préstamo para una magna exposición en la Universidad Patricio Lumumba, localizada en la hoy extinta Unión Soviética.
De regreso a México, la obra fue restaurada por el INBA y de nuevo enviada “a las autoridades del INAH quienes, por su parte, lo trasladaron a la ciudad de Pachuca, Hidalgo, para formar parte del acervo del Museo Regional de la entidad”.
González Matute comenta que el motivo central del “enorme grabado-mural” es el maguey, además “el artista recreó una escena costumbrista en la que aparecen varios personajes cargando sus vendimias frente a una construcción con arcos que seguramente remite a un mercado. El primer plano representa una imagen desoladora de sequía, piedras y calaveras, seguramente una alusión al Valle del Mezquital, Hidalgo”.
Exposición temporal
Como complemento a la exhibición del mural de Leopoldo Méndez, en el Centro INAH Hidalgo se presenta la exposición temporal El maguey: árbol de las maravillas, el ixtle, que muestra el proceso de la extracción de la fibra vegetal que se realiza de manera tradicional en Santiago de Anaya, Hidalgo.
Palma Rojo señaló que la exposición muestra objetos para la obtención e hilado del ixtle, como raspadores de mesquite, huso, malacate y telar, con los que se obtienen prendas muy finas como carpetas y manteles, vestidos de novia y de XV años, también bolsas, collares, aretes, así como objetos de uso cotidiano (zacates, cepillos, costales y lasos, entre otros).
Desde la época prehispánica y hasta la actualidad, el maguey es quizá la única planta que produce materiales para casi todas las necesidades humanas: alimento del hombre, de los animales y de la propia tierra, vestido, instrumentos de trabajo, bebida ritual y festiva, medicamento y, en tiempos no muy remotos, habitación y mortaja.
Concluyó que el proceso para la obtención del ixtle es largo y laborioso, consume a los artesanos mucho tiempo y energía. Desde tiempos prehispánicos dicho textil fue usado para la elaboración de ayates, con los que se transportaban semillas, leña o mazorcas; las mujeres los usaban para protegerse del sol, cargar al bebé y hacer una especie de cuna.
El mural El maguey: mito y realidad (1964), de Leopoldo Méndez, así como la exposición temporal El maguey: árbol de las maravillas, el ixtle, serán presentados el jueves 3 de octubre a las 17:00 horas en el Centro INAH Hidalgo, ubicado en el Ex Convento de San Francisco, Pachuca, Hidalgo.