Tuxtla Gutiérrez.- Resultado del trabajo que realizan restauradores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en el Cuarto 3 del llamado Templo de los Murales de Bonampak, en el hoy estado de Chiapas, las pinturas han recobrado el azul maya y la intensidad de sus tonos amarillos, verdes y rojos.
En un comunicado, el INAH recordó que en la época prehispánica, tres o cuatro pintores mayas guiados por un maestro representaron en Bonampak una batalla ganada por ésta -junto con Yaxchilán- contra la ciudad de Sak’ Tz’i’ en el año 787 después de Cristo.
Las impactantes escenas de estos murales, realizados hace más de mil 200 años, vuelven a surgir con su antiguo esplendor, mediante tratamientos que especialistas aplican actualmente, retirando las capas de sales que impiden admirar las imágenes, que con maestría fueron plasmadas sobre un aplanado de cal-arena.
Tres meses de labores en esa habitación, por parte de un equipo de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural (CNCPC), permiten admirar de nuevo -en algunas zonas- la viveza del azul maya y los tonos en que fueron perfilados personajes que aparecen celebrando la victoria de Bonampak.
El restaurador Gilberto Buitrago Sandoval, coordinador de los trabajos, comentó que la intervención de los murales de la Zona Arqueológica de Bonampak, mismos que están plasmados en tres cuartos, se extenderán a lo largo de cuatro o cinco años dado lo delicado de las tareas, en particular por las duras sales que las cubren.
El éxito de estas labores de conservación, dijo, se debe a que en 2009 y en atención a daños ocasionados por sismicidad, fue atendida la problemática estructural del Templo de los Murales, de manera que se sellaron grietas y ductos (hechos en los años 60) que estaban separando a los muros, además de inyectar un consolidante en los cimientos de éstos.
Una vez que se logró la consolidación del edificio, se elaboró el proyecto de restauración de los famosos murales, para lo cual se consultaron informes de intervenciones anteriores, se efectuaron trabajos para darles solidez y se eliminó parte de las sales que habían migrado hacia la superficie pictórica.
«Empezamos quitando las capas de sales con el uso de un gel especial, elaborado con base en estudios químicos; posteriormente utilizamos bisturí, piedras abrasivas, puntas metálicas y fresas con punta de diamante (instrumento con cuchillas), debimos echar mano de estas herramientas pues las concreciones que se perciben como un velo blanco son muy duras y no se reblandecen con ácidos», explicó Buitrago Sandoval.
Este trabajo sobre el fondo pictórico «permite que los personajes salgan por sí solos», de manera que después los diseños son trabajados sin necesidad de llegar a la capa de pintura; «dejamos un pequeño velo que sirve como protección para evitar deterioros a la imagen plasmada».
El tratamiento realizado ha beneficiado a las pinturas, tanto en la mejor lectura de las escenas como en el rescate de detalles antes ocultos, la definición de formas y fondos, y el descubrimiento de figuras que no se habían registrado hasta el momento. Ejemplo de ello fue el «hallazgo» en los muros oeste y en la parte inferior del noroeste y este, de tres pequeñas figuras que representan las cabezas de personajes masculinos.
Asimismo, dos imágenes, plasmadas en la parte superior y noroeste de la bóveda, han sido reinterpretadas en cuanto a su iconografía; un estudio preliminar realizado a partir de estos trabajos de conservación, ha llevado a identificarlas como personificaciones de un K’inich Ahau (deidad solar) y un Dios N, respectivamente, abundó Gilberto Buitrago.
Después de hacer pequeños resanes en puntos de pérdida de aplanado y enlucido, así como de rebajar otros anteriores en las zonas de grietas y desfases, se lleva a cabo reintegración cromática en éstos. Cabe hacer hincapié que ningún trazo ha sido modificado o «inventado» durante la restauración, sólo en algunos puntos se utiliza la acuarela, material que es totalmente reversible.
El equipo conformado por los restauradores Nayeli Pacheco, Olga González, Valeria Villalvazo, Haydeé Orea y Constantino Armendáriz, además de Gilberto Buitrago, prevé concluir la intervención de tres muros del Cuarto 3 antes de concluir la presente temporada de campo, programada para noviembre.
En lo que respecta a los valores estéticos de los murales de Bonampak, el restaurador Constantino Armendáriz comentó que estas obras -fechadas hacia 790 d.C.- son sin duda una de las más logradas escuelas de pintura que hubo en toda Mesoamérica.
Las imágenes, que muestran uno de los momentos gloriosos del gobernante Chaan Muan II, al vencer y capturar señores de la enemiga urbe de Sak’ Tz’i’; se realizaron sobre un aplanado de cal-arena, soporte en el que previamente a la aplicación de la pintura se trazó un dibujo a manera de composición general de la escena.
«Al momento de realizar la limpieza de estos murales nos encontramos con estas evidencias: líneas, trazos del dibujo preparatorio, hasta modificaciones que hizo alguno de los pintores para omitir ciertos detalles. Tales cambios fueron hechos en la técnica al temple, a diferencia de la primera que era al fresco, de modo que los tonos azules podían lucir casi transparentes, mientras que, por ejemplo, en las pieles que vestían los personajes podía observarse una saturación de color», concluyó Constantino Armendáriz.
Agencia El Universal